viernes, 11 de enero de 2013

EL TRASIEGO DE ARMAS PARA LA OFENSIVA FINAL II



La “ofensiva final” fue aplazada para el 10 de enero de 1981 debido a problemas en la organización, el entrenamiento y la escasez de armas en los diferentes frentes de guerra del FMLN. Los últimos envíos de armas arribaron precisamente en diciembre de 1980. Con todo, la famosa “ofensiva final” fue un fracaso militar en todo el país. En el frente Paracentral, las columnas guerrilleras fueron derrotadas a las puertas del cuartel de ingenieros militares el mismo día de la ofensiva. Sin embargo el DOE (Dirección de Operaciones Especiales) cubano aceleró el envío de más armas y municiones, y es así como el 25 de enero estaba programada una entrega aérea en las cercanías de la zona costera del departamento de Zacatecoluca, específicamente en la hacienda La Sabana, al sur del Cantón y Caserío Las Anonas. 


Una entrega fallida
La madrugada del día 25, se hizo el vuelo hasta la hacienda La Sabana con los pertrechos, las armas y las municiones, pero al intentar despegar, la nave sufrió desperfectos mecánicos y tuvo que aterrizar de emergencia resultando sus dos pilotos heridos, se llamó por ayuda a Managua y se decidió el envío de una segunda aeronave para rescatar a la tripulación herida. El avión matricula TY-ALV fue visto por campesinos de la zona a eso de las seis de la mañana cuando sobre volaba los cantones inmediatos al Puente de Oro, y desde una altura aproximada a los 3 mil pies comenzó a lanzar bultos en paracaídas. Los habitantes de la zona avisaron de inmediato a los cuerpos de seguridad que tenían puestos en el puente, quienes dieron aviso al Ministerio de la Defensa y este a la FAS (Fuerza Aérea Salvadoreña); entonces se organizó la operación de búsqueda e interceptación.

En la sala de operaciones de la FAS se reunen el comandante del Primer Escuadrón Aerotransportado, capitán Luis Mariano Turcios, el piloto de uno de los aviones de ataque ligero Fouga Magíster, cuyo Co-piloto era el Teniente Rodríguez Hurtado, y el comandante de la FAS, coronel Rafael Bustillo, todos reciben el informe preliminar de la situación. La operación consistiría en el vuelo de reconocimiento armado de un Fouga, y el alistamiento de un pelotón de paracaidistas en un bimotor de transporte Arava para ser enviados en caso necesario.

Temprano, en la mañana, a las 0540 horas, el Fouga despegó de la pista principal de Ilopango y en cuestión de minutos se encontraba sobre volando la cabecera de la pista en la Hacienda La Sabana. Para sorpresa de todos, un bimotor no identificado que minutos después de lanzar el cargamento, había aterrizado, fue sorpresivamente interceptado cuando realizaba maniobras para despegar.

El Fouga hace una picada y ametralla la aeronave para impedir su huida, pero el piloto del bimotor no hace caso a la advertencia y carretea por la pista; entonces el Fouga le lanza  dos bombas de 100 libras sobre la pista y ametralla la aeronave alcanzándola en el fuselaje y las alas sin destruirlo totalmente. El piloto, creyendo que lo iban a matar, deja el avión abandonado y huye al norte de la pista.

De Ilopango, el coronel Rafael Bustillo despegó en los mandos de un helicóptero SA-315B Lama, apodado “huesos” por la guerrilla, en atención a que la estructura de la cola estaba construida de secciones metálicas sin revestimiento o cubierta alguna. En la rampa, el pelotón de 22 paracaidistas abordó el Arava y al poco tiempo, exactamente a las 0600 horas, llegaron a la zona de salto.

El mercenario costarricense Talavera


La captura del mercenario
El Capitán Turcios dio las últimas indicaciones y desde una altura de 600 pies (300 metros) saltaron sobre la pista realizando el primer salto de combate en la historia de los paracaidistas salvadoreños.  Los saltos en los cursos de paracaidistas se hacen a 1,250 pies, los saltos no tácticos administrativos cuando hay maniobras se hacen a 800 pies, y los saltos de combates se hacen a 500-600 pies de altura. A esta altura hay más riesgo para el paracaidista ya que ni siquiera se lleva la reserva por el poco tiempo con el que cuenta para llegar a tierra. 

Al llegar a tierra y debido a la rapidez con que se ejecutaban la operación, se dejaron 5 hombres para recuperar el equipo y los demás se dividieron en pequeñas patrullas para continuar con el rastreo. Sobre la pista se encontró intacta la carga que horas antes había sido lanzada y que las guerrillas aún no habían tenido tiempo de recoger. La carga principal consistía de 33 fusiles Fal, dos paracaídas de carga, más de 9 mil cartuchos y otros pertrechos de guerra. Las patrullas de los paracaidistas se desplegaron por la zona para dar caza a los rebeldes y al piloto mercenario. Como a 3 kilómetros al norte de la pista, al rastrear la zona, pasaron por una casa de un poblado cercano en cuyo corredor había un horno casero para hacer pan.

Un Sub-sargento al mando de una de las patrullas pasa frente a dicho horno y para revisarlo mete la trompetilla de su fusil G-3 en la puerta del horno y en ese momento alguien grita desde adentro que no disparasen. Al salir, los paracaidistas descubren que era el piloto de la aeronave mercenaria y fue identificado como costarricense. Se informó al Estado Mayor General y una patrulla del Destacamento de Ingenieros lo llegó a recoger y luego fue enviado a Ilopango.

Julio Santiago Romero Talavera, el piloto costarricense capturado declaró haber sido contratado para volar misiones de abastecimiento para la guerrilla salvadoreña; posteriormente fue juzgado y condenado por los tribunales salvadoreños. Con este piloto costarricense compartió celda Orlando Tardencilla, ex-oficial del EPS que fue enviado a El Salvador para reforzar militarmente a la guerrilla salvadoreña, bajo la bandera del “internacionalismo proletario”.
En 1985, el piloto mercenario fue puesto en libertad gracias a la amnistía otorgada por el gobierno salvadoreño junto a varios rebeldes capturados, como requisito previo para que la guerrilla salvadoreña pusiera en libertad a Inés Duarte, hija del Presidente Napoleón Duarte, quién para ese momento se encontraba secuestrada por los comandos guerrilleros.

El 25 de octubre de 1985, un grupo de 100 guerrilleros salvadoreños liberados llegaron a Cuba, mientras otros 18 prefirieron quedarse en El Salvador y fueron entregados a la guerrilla. Los 100 rebeldes liberados por el gobierno del Presidente Duarte a cambio de su hija, una amiga de ésta y 33 funcionarios y alcaldes del gobierno llegaron a La Habana, después de haber pasado 70 de ellos por México y otros 30 por Panamá. El piloto de avión costarricense Julio Romero Talavera, fue entregado a la Embajada de Costa Rica en El Salvador. El puente aéreo continuaría casi hasta el final de la guerra.

jueves, 3 de enero de 2013

EL TRASIEGO DE ARMAS PARA LA OFENSIVA FINAL I


A finales de la década del 70 y principios de los años 80s, el FMLN se preparaba para la “ofensiva final”. En el territorio salvadoreño se organizaban los diferentes frentes de guerra, internacionalmente se establecía un corredor logístico por mar y aire para el trasiego de armas. La meta era trasladar 120 toneladas de equipo militar, para lo cual contaban con pilotos mercenarios costarricenses y panameños; aviones del inventario de la fuerza aérea del derrocado dictador Somoza, y la cooperación de las fuerzas aéreas panameñas y sandinistas.
La cantidad de material bélico a transportar implicó durante un período casi un viaje diario. No faltaron los accidentes, en uno de ellos la fuerza aérea salvadoreña con apoyo del ejército logró capturar a uno de los pilotos, el costarricense, Julio Romero Talavera. En estas dos entregas narraremos la organización del corredor logístico y la captura del mercenario costarricense.

La organización 
A mediados de 1979 comenzaban a dibujarse las diferentes zonas de operaciones que se identificarían, en adelante, por la influencia particular que cada organización aglutinada en el FMLN tenía sobre ciertos territorios del país. Así el Frente denominado paracentral que comprendía los departamentos de La Paz, San Vicente y Cabañas, se encontraban bajo la influencia de las FPL con presencia de pequeños destacamentos de las FAL, PRTC, ERP, y RN.
El comandante político-militar de las FPL en la zona era Miguel Castellanos. Su puesto de mando se estableció en la finca Paz Opico, situada al nororiente de las faldas del volcán de Chinchontepeq. La principal tarea, además del reclutamiento y adiestramiento de los nuevos guerrilleros, era la de obtener abastecimiento de armas y municiones de cara a la “ofensiva final” que pretendían lanzar en diciembre de 1980 en todo el país.
Ya a principios de 1979, durante una reunión celebrada en Cuba entre los máximos dirigentes del PC, FPL y RN, se organizó con los servicios de inteligencia cubanos el aprovisionamiento logístico y las rutas de suministros para el movimiento insurgente salvadoreño. Se estableció que los cubanos estarían a cargo de armar y entrenar a los nuevos cuadros rebeldes utilizando a Nicaragua como puente y ruta de paso de dichos envíos.
En el frente paracentral, el principal objetivo era entrenar y equipar adecuadamente a las unidades guerrilleras organizadas en la zona (escuadras, pelotones y destacamentos). A mediados de 1980 el comandante Milton de las FPL asumió la dirección de ese frente, y fijó como principal objetivo militar de la ofensiva, en ese sector, el cuartel de Ingenieros (CIIFA) ubicado en Zacatecoluca.

Un puente aéreo para el trasiego de armas

La inteligencia cubana ya tenía experiencia en la organización, planificación y ejecución de un sistema logístico que les permitiera apertrechar a las guerrillas salvadoreñas, como en su momento lo hicieran con los sandinistas en Nicaragua. Se habían reclutado pilotos costarricenses y panameños principalmente para operar una de estas líneas de suministros.
Pilotos costarricenses habían transportado armas desde Cuba y Panamá, para las guerrillas sandinistas por medio de un puente aéreo entre ambas naciones y Costa Rica que funcionó entre octubre de 1978 y julio de 1979 más o menos. Se estableció además, según evidencias capturadas por el ejército salvadoreño, un puente de la Fuerza Aérea de Panamá al servicio del FSLN, con o sin conocimiento del gobierno del general Omar Torrijos. Tres vuelos diarios con armas procedentes de Panamá llegaban a Costa Rica, al aeropuerto de Llano Grande, en Liberia, o a la pista de aterrizaje de la Hacienda María Teresa, a 7 kilómetros al norte de Liberia.
El puente aéreo operaba con aviones Aztec, Aerocomander y Navajo, un DC-3 y un DC-6 fueron utilizados también para transportar armas tanto de Panamá como de Cuba. El DC-6, bautizado luego por los sandinistas con el nombre de “Comandante guerrillero Germán Pomares”, realizó decenas de vuelos entre Cuba y el aeropuerto de Llano Grande. A finales de diciembre de 1978 aterrizó en el aeropuerto internacional Juan Santamaría de Costa Rica un Boeing 707 procedente de Alemania Occidental con 60 mil libras de material bélico para el frente sandinista. Semanas más tarde, en San Juan Santamaría arribaba un DC-8  procedente de Portugal  con otras 90 mil libras de material bélico para el mismo destino.
 
El puente aéreo entre la base militar Martí 1 en Baracoa, 25 millas náuticas de la Habana y el aeropuerto de Llano Grande en Costa Rica, funcionó entre fines de mayo de 1978 y el 17 de julio de 1979. Un total de 21 vuelos con una carga promedio de 31 mil libras de material bélico por viaje se realizaron en el DC-6 de una compañía costarricense, y 10 de esos vuelos fueron tripulados por costarricenses, los demás fueron tripulados por personal panameño. Según el testimonio de algunos pilotos costarricenses, hechos públicos en 1980, y que participaron de este puente aéreo, en cierta ocasión un jefe de la inteligencia cubana, el comandante Manuel Piñeiro, durante una celebración en octubre de 1979 en la Habana, preguntó si los tripulantes costarricenses estaban en condiciones de participar en una operación de mucha mayor envergadura transportando armas para El Salvador.



Un vuelo diario
Como se explicaría después en el libro “Conversaciones con el Comandante Miguel Castellanos”, el ingreso de las armas y municiones dependía de dos factores: de los corredores que se utilizarían y de la situación política que estuviese viviendo Nicaragua. El primer corredor era la vía aérea desde Managua aterrizando en distintas haciendas salvadoreñas que tenían pistas, como la San Carlos, cerca de la costa de San Vicente. Dicha ruta era complementada por el corredor marítimo entre Chinandega, Nicaragua, y las costas de Jucuarán en El Salvador, y otro corredor terrestre a través de la frontera hondureña, siempre procedente de Nicaragua.
Los vuelos a la zona paracentral del país comenzaron a regularizarse y  para 1982  llegaron a alcanzar una media de siete vuelos semanales, según la inteligencia estadounidense. Uno de los primeros envíos de armas a El Salvador por vía aérea  se accidentó y fue capturado por el ejército salvadoreño. La mañana del domingo 15 de junio de 1980, entre las 0500 y 0530 horas, un bimotor Aerocomander 560-A, propiedad de la Fuerza Aérea panameña, se estrello en la pista de la hacienda Miraflores de San Miguel. En varias cajas apiladas en el fuselaje del avión había un total de 22 mil cartuchos calibre 7.62mm para fusiles G-3 y Fal. Las cajas tenían viñetas del Ministerio de la Defensa de la república de Venezuela.
En enero de 1981, de cara a la denominada “ofensiva final” de la guerrilla salvadoreña, se intensificó el abastecimiento de armas al FMLN desde Nicaragua, empleando medios aéreos y pilotos de la Fuerza Aérea Sandinista, así como la red de pilotos colaboradores costarricenses y panameños. La labor no era fácil, pues había 120 toneladas de equipo militar a trasladar.  
De acuerdo a la información publicada en el diario La Prensa de Nicaragua, en septiembre del año 2001, los pilotos ticos, que habían hecho el mismo trabajo en la lucha contra Somoza, devengaban supuestamente 2 mil dólares por viaje, bajo las órdenes del legendario Renán Montero Corrales de origen cubano, cuyo verdadero nombre era Andrés Barahona López, y en ese momento jefe de la Dirección Quinta de la Seguridad sandinista. Para ello se rehabilitó y mejoró una pista aérea agrícola, denominada Papalonal, al norte de Managua, desde donde partían los aviones que estaban en el inventario de la Fuerza Aérea de Somoza y que fueran capturados por los sandinistas al final de la guerra, desde avionetas Cessnas hasta viejos bimotores C-47 de la Segunda Guerra Mundial. En total más de 50 medios aéreos, muchos de los cuales resultaron destruidos.

CONTINUARÁ







martes, 11 de diciembre de 2012

PAZ TEJADA, MILITAR Y REVOLUCIONARIO

Debo confesar que antes de leer este libro, tenia mis dudas de poder leer sus 508 paginas, me parecía bastante distante el personaje, del cual debo admitir, casi no conocía nada. A diferencia de los militares salvadoreños que desertaron de su institución para unirse a los movimientos insurgentes de la época, Paz Tejada ha sido un militar revolucionario reinvindicado por la guerrilla guatemalteca mientras que sus homólogos salvadoreños han caído en el olvido y nunca han sido reinvindicados por el FMLN.
Quizás dos de las circunstancias ampliamente documentadas en esta obra, radica en que el Cnel. Paz Tejada fue un miembro del Alto Mando militar guatemalteco unido a una honradez poco vista en los movimientos guerrilleros que asolaron nuestra región. Esto me decidió a leer la obra dedicada a su vida y por sus reveladores detalles la considero una obra digna de leerse y comentarse. Participe de difíciles decisiones en su vida, algunas de honda transcendencia para el pueblo guatemalteco y testigo privilegiado en hechos históricos aun debatidos por el mundo académico, la vida de este hombre nos enseña lecciones de vida, aciertos y errores que los estamentos militares de la región deben estudiar para no volverlos a cometer. Para mi a sido muy revelador como la estrategia de halagar a los mandos militares y a los oficiales en general ha sido a través de la historia una constante de los movimientos marxistas para corromper, alinear y de comprar lealtades a la única institución que dichos movimientos han considerado capaz de derrotarlos; los halagos, los obsequios para las esposas, las promociones, los viajes al exterior ya eran algo común en la Guatemala de Arbenz y con pasmosa coincidencia la volvemos a vivir en nuestra región hoy día.
El otro momento histórico mas importante descrito en este libro, es su reclutamiento en el PGT para dirigir el naciente movimiento guerrillero en la región de Sierra de las Minas auxiliado por 7 guatemaltecos que recién habían regresado de Cuba de recibir entrenamiento militar y que fuera descubierta cerca del pueblo del Concuá por lo que ha pasado a la historia como la guerrilla del Concuá. Según la obra, el che Guevara y la Cuba de los Castros estuvo desde el principio apoyando a los insurgentes guatemaltecos tanto en sus preparativos cuando estuvieron en Honduras y El Salvador como cuando finalmente iniciaron operaciones en tierras guatemaltecas. 
Aunque el grupo liderado por el Cnel. Paz Tejado fue casi aniquilado aun antes de alcanzar su zona de expansión, su experiencia en organizar y entrenar esta partida de guerrilleros es muy interesante porque nos deja atisbar algo que perseguiría a la guerrilla guatemalteca a lo largo de todo la guerra,  la elaboración de sus planes estratégicos no correspondía a la realidad de su análisis sobre las fuerzas del gobierno a las que enfrentarían, un grave error desde el punto de vista militar que en definitiva les significo su derrota a manos del ejercito guatemalteco.
sin duda una obra que hay que leer.

 https://www.amazon.com/Paz-Tejada-Militar-y-Revolucionario/dp/9992261315/ref=sr_1_1?s=books&ie=UTF8&qid=1496277852&sr=1-1&keywords=Paz+Tejada%2C+militar+y+revolucionario

sábado, 17 de noviembre de 2012

LOS PARACAIDISTAS

Es de mis obras preferidas por la profundidad de la investigación histórica y por lo ameno de su lectura, no hay duda que el autor, el Cnel. Ortega Gaitan se ha convertido en el historiador militar guatemalteco mas connotado de su época. Las 326 paginas del libro nos describen el proceso de formación de una de las unidades mas antiguas en el ejercito de Guatemala, nos despeja las dudas sobre su organización y equipamiento a través de su larga historia desde finales de los años cuarentas. Para aquellos que nos gusta lee sobre estas unidades de Élite, les digo que no se arrepentirán de obtener este libro que además esta acompañado de muchas fotografías inéditas que nos permiten atisbar la época de oro del paracaidismo militar en Guatemala.

Sus 6 capítulos nos llevan paso a paso por la historia de los paracaidistas guatemaltecos y como sus oficiales graduados en Francia influirían mayormente en sus tradiciones y vestimenta, deben recordar que los paracaidistas de Guatemala usan la boina negra al igual que los paracaidistas franceses, mientras que en el resto del mundo occidental (por lo general) se acostumbra la boina color marrón. Esto sin quitar merito al papel mas protagonista que jugo el ejercito estadounidense en la formación y equipamiento de esta unidad y que el autor reconoce en su justo valor.
Otro dato importante en el libro, es la descripción bastante detallada de la participación de los paracaidistas guatemaltecos en las maniobras regionales "Fraternidad" auspiciadas por el CONDECA y el Comando Sur estadounidense. maniobras que se desarrollaron en la república de Honduras, en septiembre de 1962, importante para aquellos que estudian la historia del CONDECA y del paracaidismo militar en la región. La obra se completa con numerosos relatos personales que el autor ha logrado recopilar y que ponen en perspectiva el peligroso mundo de los paracaidistas.
Conocí la historia de mis hermanos de la seda guatemaltecos cuando en diciembre de 2002 tuve el honor de visitar su casa, en el puerto de San José, ahí se me dispenso una visita que culmino con el regalo de un ejemplar de este libro que atesoro con mucho cariño, a mis lectores les animo a leerlo, se que quedaran satisfechos.

lunes, 15 de octubre de 2012

UNA OPORTUNIDAD PERDIDA; 15 DE OCTUBRE DE 1979.

Hoy se cumplen 33 años del ultimo Golpe de Estado del siglo XX en nuestro país y es oportuno que comentemos el ultimo libro que sobre esos acontecimientos han sido publicados para desentrañar los hechos que sacudieron a nuestra nación aquel 15 de octubre de 1979. Anteriormente había leído Golpe al Amanecer, que ya hemos comentado en este espacio y falta por comentar la obra Años de Locura que también habla de esos acontecimientos. La obra que les presento hoy, es la de uno de los principales protagonistas de los eventos que nos condujeron al 15 de octubre de 1979, el Cnel. Adolfo Majano nos presenta en su obra, UNA OPORTUNIDAD PERDIDA sus memorias de aquellos días  salpicadas de agudas valoraciones suyas sobre personajes, eventos y circunstancias que rodearon este golpe de estado y que hacen mas interesante la obra.
Calificados por unos, agente del comunismo internacional y por otros, oficial progresista de las Fuerzas Armadas salvadoreñas  su verdadera convicción ideológica aun esta por escribirse pero el papel que jugo en los eventos de aquellos lejanos días están ahora mas claros. Las 393 paginas de que consta su obra, son un verdadero viaje en el tiempo, haciéndonos recorrer los tortuosos caminos que caracterizan a estas conspiraciones y que se desarrollaron, casi en su totalidad, en los pasillos de los cuarteles militares de la FAES, develando a los principales cabecillas del golpe y el papel que jugaron los civiles que se unieron a los militares en esas oscuras horas de nuestra historia.

Presentación de libro en San Salvador:
De mucha importancia, el libro trata la sórdida pelea entre aquellos oficiales que desconfiaban de sus superiores para remontar una situación de caos social y político y de aquellos ortodoxos que a toda costa querían ahogar en sangre las incipientes guerrillas, todo ello, en las narices de un gobierno militar que no acertaba a dar respuestas concretas a las demandas sociales y políticas de un movimiento social que crecía día a día, en medio de todos ellos, se encontraban aquellos oficiales institucionales que se negaban a tomar partido por uno u otro bando, como mayoría tendrían un peso fundamental al decidirse a apoyar el golpe de estado.
Mucha tinta ha corrido desde entonces, tratando de descifrarse las interioridades del cuerpo de oficiales que integraban las Fuerzas Armadas salvadoreñas en esos días  la obra del Cnel. Majano viene a sumarse a otras dos que nos presentan un cuadro mas objetivo de lo que paso en esos momentos trascendentales de nuestro país y como el Ejercito veía ese fenómeno social que amenazaba con tragarse nuestra institucionalidad. Altamente recomendado es el anexo 1 de la obra, que es un análisis personal del autor sobre la historia política de la Fuerza Armada, es el primer trabajo académico que con rigurosidad ha sido escrito al respecto y me ha llenado de muchas inquietudes al leerlo, esta por demás decir, que debemos seguir investigando a esta institución, la FA, que por muchos años marco los derroteros del país.
Que decir de las paginas que el autor dedica a uno de esos acontecimientos, aun oscuros de nuestra historia, las capturas de civiles y militares en la finca San Luis, en Santa Tecla, un hecho hasta ahora salpicado de la oscuridad y satanizado por los intelectuales de izquierda, aunque no se comparta la opinión del autor, uno no puede mas que valorar los hechos que el pondera y ver como se desarrollaron los acontecimientos después de ese hecho, ahora se develan nombres y personajes de la historia de nuestra guerra, que son rescatados de la oscuridad en que se encontraban.
Una excelente obra que los dejara con mas ganas de seguir leyendo, ojala que el autor nos siga compartiendo sus memorias de aquellos días para beneficio de nuestros jóvenes.

No dejen de comprar el libro:
https://www.libreriauca.com/products/una-oportunidad-perdida-15-de-octubre-1979 

sábado, 6 de octubre de 2012

CENTROAMERICA EN GUERRA

 Hace tiempo le pedí a mi amigo Arturo Montenegro que me consiguiera un ejemplar de este libro, en uno de sus viajes por la región lo encontró en una biblioteca de México. En verdad quería leerlo porque son de los pocos libros escritos sobre nuestra región y que al menos en su resumen  se detallaba como un trabajo muy bien logrado, al leerlo me fui desilucionando poco a poco.
Como muchos, el autor Raul Sohr no logra despojarse de su carga ideológica, ni evitar mostrar simpatías por las insurgencias centroamericanas, que no estaría mal, sino salpicaran todo el documento de la propaganda marxista que domino nuestros conflictos durante mas de 20 años. Sus 289 paginas engloban un estudio sintemático de las fuerzas armadas centroamericanas y de sus oponentes guerrilleros donde la base de la investigación se concentra en los comunicados rebeldes de los mismos. El autor olvida corroborar algunas de sus fuentes y muchas de sus afirmaciones, por lo que al contrastarlas con la realidad históricas, la obra se va volviendo menos confiables.
Algo que si es rescatable, es la sistematizacion del estudio centrado en aquellos componentes de la guerra que aun siguen estando ausentes en nuestros investigadores e historiadores de nuestros conflictos, estos son la moral de combate, el poder de fuego, la capacidad logística, la planificación estratégica, las operaciones tácticas, el apoyo de las masas o el respaldo de la población; es sin duda un derrotero que hay que ahondar mas objetivamente.
Las afirmaciones equivocadas del autor van desde la venta de tanques M-41 a Guatemala por parte de Israel, hasta la venta de caza-bombarderos Super Myster a El Salvador, todo dentro de un desfile de información que aparentemente le daban solidez a la obra, quizás lo mas grave para mi, son algunas de sus afirmaciones que con un poco de interés hubiesen sido mas apegadas a la realidad. Por ejemplo, el autor afirma que el batallón de paracaidistas salvadoreños nunca ejecuto un salto desde aviones al campo de batalla porque no existen oficiales capacitados para tal tipo de operación; al buscar en la historia de esta unidad, nos encontramos con que en diciembre de 1975, el Escuadrón Aerotransportado (única unidad existente en ese tiempo) se lanzo en su totalidad desde aviones Arava y C-47 durante simulacros de guerra, precisamente en un ejercicio de contrainsurgencia, luego en enero de 1981, uno de sus pelotones de paracaidistas saltaría sobre una pequeña pista, en la hacienda La Sabana desde un bimotor Arava, enfrentaría a los rebeldes y lograría capturar al piloto mercenario de nacionalidad costarricense Julio Romero Talavera y para no hacer larga la lista, el asalto aéreo de mas de 300 de sus efectivos desde helicópteros sobre la presa cerrón Grande, sobre las mismas narices de las guerrillas, en lo que es hasta ahora la mas grande operación aerotransportada de una fuerza de paracaidistas en el continente que no es ejecutada por los norteamericanos.
Y como cualquier caja de resonancia, también encontramos la repetida afirmación que el Myr. D'Aubisson, el Tcnel. Ochoa Perez, Monterrosa Barrios, Herson Calito y Miguel Méndez son parte de la promoción de 1964, conocida como la Tandona de la Escuela Militar, afirmación que ni por cerca, ya que ninguno de estos oficiales pertenece a tal tanda; una hojeada a las listas de graduados hubiese bastado para corregir este error.
Lo que es rescatable de esta obra son las listas de bajas del ejercito salvadoreño que si provienen de los registros oficiales y algunos datos puntuales sobre tal o cual fuerza que a un investigador serio podrían ayudarle a desentrañar el como fueron nuestras guerras.