miércoles, 21 de junio de 2017

UNA GUERRA BREVE Y AMARGA 1969


He terminado de leer esta obra de mi amigo Carlos Pérez. Un libro sobre la guerra que El Salvador libró contra Honduras en Julio de 1969. Mencionaré que la literatura sobre dicho conflicto es muy poca y la mayoría se enmarca en los discursos triunfalistas de ambos países y el desconocimiento de la ciencia militar para abordarlo. Claro que nuestros historiadores han hecho un tremendo esfuerzo por acercarnos a los hechos de éste conflicto pero siguen quedando en deuda cuando de abordar la guerra se trata, la mayoría de autores se decantan por otros aspectos, económicos, sociales o políticos antes que abordar la guerra misma. La presente obra no se aleja mucho de éste patrón, a pesar del considerable esfuerzo hecho por el autor, la mayoría de sus conclusiones en el orden militar se ven limitadas por las fuentes a las que tuvo acceso y los datos equivocados (no los mencionaré aquí pero aparecerán en un próximo libro que espero salga a finales de éste año) sobre los cuales elaboró estas conclusiones. Una de sus primeras afirmaciones, que ambos ejércitos estaban más calificados para un enfrentamiento interno contra civiles desarmados, es forzar el contexto de mediados de los años setentas, en el caso salvadoreño, a la realidad vivida en 1969, me imagino que esto fue así debido a la falta de un estudio más profundo de la realidad del ejército salvadoreño en los sesentas, que ahora comparten muchos autores sudamericanos.

Lo cierto es que durante los años sesentas, la FAES estaban inmersos en su más grande reforma militar, hasta ese momento, en el cual, su escalón de mando, si se quiere, no contemplaba la guerra contra un movimiento insurgente, o a caso, como algo más remoto, a pesar de la insistencia estadounidense en éste aspecto. Las maniobras que año con año se hacían en la FAES obedecían a los planes de adiestramiento que un ejército desarrolla en tiempo de paz para enfrentar a sus posibles adversarios, Año con año se ejecutaban estas maniobras que reproducían situaciones de guerra regular, claro que estas incluían el uso de unidades especiales como los de paracaidistas, cuya organización y flexibilidad eran perfectamente adaptables a la guerra irregular.
Sin embargo, la FAES nunca considero la amenaza irregular como algo cercano pese a la victoria de los castristas contra las tropas cubanas del Dictador Fulgencio Batista. La premisa del autor de que ambos ejércitos estaban deficientemente preparados, tanto en entrenamiento, como en material bélico para afrontar una guerra regular no se corresponden con la realidad. El Salvador no solo poseía una Escuela de Guerra de larga data, sino que anualmente se materializaban maniobras de todas las armas y servicios donde se probaban no solo las nuevas armas sino las tácticas y estrategias pertinentes.
Quizás un problema que tienen los académicos al abordar éste tipo especializado del saber, las técnicas, tácticas y estrategias bélicas les constriñe a elaborar afirmaciones basadas en aproximaciones que otros autores han hecho con anterioridad pero que nadie se ha molestado en cuestionar su procedencia o no. Hay muchos entusiastas, algunos del mundo de la aviación que han vertido sus mejores opiniones sobre tal o cual situación en las guerras y la de 1969 no ha sido la excepción, y que con el tiempo se han convertido en testamentos inamovibles que siguen perpetuándose en el tiempo.
Esto ha pasado en parte por la negativa de las instituciones militares de poner a disposición de los investigadores, sus archivos de guerra, otras por desconocimiento de la materia que abordan, y otros por la disponibilidad de información no verídica o difícil de interpretar. El autor de la presente obra merece mis felicitaciones por intentar, en la actualidad, un acercamiento a dicha guerra, pero siendo honesto, el libro desarrolla de mejor manera el aspecto de la movilización de la sociedad civil a ambos lados de la frontera que el de la propia guerra. Impecable ha resultado su abordaje a la violencia orquestada desde las instituciones de gobierno hondureñas contra la minoría salvadoreña viviendo en aquel país.
Creo que ha sido su mejor logro, en el aspecto militar queda mucho por hacer. Las afirmaciones sobre "el incomprensible uso de dos cazas salvadoreños en el ataque de la pista de Catacamas" solo repiten el estribillo que ya un entusiasta de la aviación publicó hace algunos años atrás. Este término "incomprensible" es utilizado muy a menudo en el libro para describir algunas de las operaciones de la aviación salvadoreña. Imagino que esa y otras afirmaciones son el resultado de contar con fuentes no verificables o inexistentes sobre la planificación de los ataques aéreos por parte de la FAS y los objetivos a alcanzar con ellos.
Son 550 páginas articuladas en  6 capítulos que no cuesta leer, como repito, todo sobre las movilizaciones y la violencia ejercida por los hondureños al expulsar a los salvadoreños de su territorio son bien abordadas, la mayoría de estos datos, desconocida para mí, quizás ese es el mayor aporte del autor a los debates sobre ésta guerra. Proximamente tendremos un Congreso en El Salvador dedicado a los estudios sobre dicha guerra y será muy interesante el intercambio con  los colegas hondureños.
éste es un libro que no puede faltar en nuestra biblioteca de consulta, ahora que estamos por cumplir 48 años de esa guerra, les animo a leerlo y darme sus comentarios.

sábado, 17 de junio de 2017

OPERACIÓN PUMA


Operación Puma fue el nombre de guerra de la primera misión de ataque realizada el día 15 de Abril de 1961, a la base aérea del campamento de Columbia, en la ciudad de la Habana. éste nombre fue escogido por el Cap. Ferrer como título de su obra. Un testimonio muy humano de los hombres que conformaron la Fuerza Aérea Rebelde que estaba asignada a proveer apoyo aéreo estrecho a las unidades de infantería de la Brigada de Asalto 2506, integrado por exiliados cubanos, que con apoyo estadounidense desembarcarían en la Bahía de Cochinos, aquel, ya lejano, 17 de Abril de 1961.
Ferrer, comandante del escuadrón de transportes C-46, tuvo como misión más importante ser parte de las escuadrillas de transportes que lanzarían al batallón de paracaidistas de la Brigada sobre sus objetivos, además de cumplir misiones de transporte de abastecimientos y municiones. Es por lo tanto un testigo excepcional y calificado para compartirnos sus memorias de aquellos hechos que éste año han cumplido su 56 aniversario.
La obra de Ferrer nos permite acercarnos con amplio detalle al establecimiento del componente aéreo que acompañaría éste desembarco y sobre todo, darnos cuenta de las equivocadas decisiones que el mando en Washington tomó en vísperas de la invasión y que dieron al traste con las posibilidades de éxito de la misma. Opinión que no comparto ya que el diseño de la misma basada en el desembarco de una fuerza regular tenía pocas oportunidades de derrotar a las superiores fuerzas castristas.

El autor nos describe con detalle el entrenamiento de los pilotos cubanos en la base "Rayo", cerca del pacífico guatemalteco, las misiones de abastecimiento sobre las áreas en la zona del Escambray, Cuba donde operaban los grupos insurgentes anti-castro, los fallos y falencias de la pobre coordinación entre estos y los pilotos cubanos que realizaban las operaciones. detalla además, su paso por la base en Puerto Cabezas, a la que bautizaron "Happy Valley", en Nicaragua y desde donde se lanzó la operación de desembarco y los ataques aéreos.
La base Rayo tenía una pista de gravilla asfaltada de 4,800 pies de largo que permitió la operación de grandes transportes C-46 y C-54. la misma contaba con tres barracas de pizo de concreto y techo de zinc. desde aquí partirían las misiones de abastecimiento nocturno a las guerrillas en El Escambray. Es interesante notar que el sistema de lanzamiento interno adoptado para los lanzamientos, sería adoptado por los salvadoreños durante su guerra contra Honduras 8 años después. Éste consistía en un sistema de rieles y rodos que iban desde la cabina y recorrían toda la parte central del fuselaje hasta un codo a 90° que permitía el lanzamiento de la carga a través de la puerta del avión.
El autor hace mención de cierta información que casi siempre se olvida o se pasa por alto, esto es un plus en ésta obra, por ejemplo: Se volaron en total 68 de estas misiones entre los meses de Septiembre de 1960 y Marzo de 1961, de estas solamente 7 llegaron a manos de las guerrillas. Cada miembro de la brigada de asalto recibía un pago mensual de $175, más $50 para la esposa y $25 por cada hijo, un estipendio apenas suficiente para las necesidades  básicas de un hogar.
el relato de los combates aéreos y los enfrentamiento contra los cazas de la FAR castrista y la artillería antiaérea son muy descriptivos y llenos de detalles, es por ello, una lectura apasionante. El Libro no puede ser pasado por alto por aquellos que estudiamos los conflictos que asolaron nuestra región. En éste aniversario elevo una plegaria por el alma de aquellos que pelearon y murieron en Bahía de Cochinos a uno y otro lado de la trinchera.