martes, 29 de mayo de 2018

LA GRAN CONSPIRACIÓN DEL GOBIERNO SALVADOREÑO PARA LA GUERRA DE 1969


Una de las obras que espere leer por mucho tiempo y que ha sido una completa decepción. 545 páginas jalonadas de errores, mentiras y fantasías difíciles de explicar cuando el autor es un profesional de las armas. La Guerra que El Salvador y Honduras libraron en julio de 1969 ha sido desde entonces, un tema muy presente en la política y memoria hondureña a diferencia de lo que pasa en El Salvador, donde casi ha sido relegada al olvido. Numerosos autores hondureños han abordado este conflicto creando mitos y leyendas nacionales por sobre la realidad de los hechos, nunca, sus académicos han cuestionado sus afirmaciones y han preferido endosar y hasta apoyar tales tesis.
En El Salvador, la comunidad de historiadores e investigadores dejaron de lado el tema y se han enfocada más en el conflicto interno. Esto ha permitido que los autores hondureños, cada vez con más frecuencia, agreguen teorías fantaciosas sobre su pretendida victoria defensiva en la guerra. La presente obra, es un intento del autor, mal logrado por cierto, de presentar una historia completa y coherente de dicha guerra, incluyendo en ella, los datos del lado salvadoreño. Digo mal lograda porque su autor, el Cnel. César Elvir Sierra nos presenta un orden de batalla salvadoreño que nada tiene que ver con el de 1969, pues lo que presenta en su obra es el OB de 1984.


Luego sigue con pasmosa y supuesta seriedad, describiendo las acciones militares de la guerra en las que llega a afirmar por ejemplo, que las tropas de la Guardia Nacional comandadas por el Gral. Medrano en Llano Largo, un estimado de 8 compañías, estaban cercadas por 3 compañías menguadas del ejército hondureño. Son afirmaciones que no tienen ninguna correspondencia con la situación real táctica y operativa de los frentes de batalla. O esta otra construcción fantasiosa: una larga columna de camiones en los que se conducían 3 batallones salvadoreños destruidas por el fuego de sus FSR de 75mm y morteros de 81mm.
Puede imaginarse el lector, una columna de este tamaño, es decir más de 100 camiones sorprendidos en el campo de tiro de unas armas antitanque de fuego directo (como lo son los FSR de 75mm), algo inconcebible desde el punto de vista mecánico de dichas armas. Pero lo más interesante de todo es que como prueba de ello, la propaganda hondureña solo ha sido capaz de mostrar unas 3 o 4 fotografías del suceso, en donde apenas se pueden ver 2 o 3 camiones destruidos y los cadáveres de 6 u 8 soldados salvadoreños, perdiendo la oportunidad de mostrar la columna de camiones destruidos y los centenares de muertos.
Casi todos los combates descritos en esta obra, así como en otras están llenos de errores y contradicciones, aún entre sus mismos autores, pues mientras Elvir Sierra afirma la efectividad del apoyo aéreo en los combates por Nuevo Ocotepeque, el Cnel. Wilfredo Sánchez, del Batallón Lempira (hondureño) que defendía tal ciudad, afirma en sus memorias que los dos primeros ataques de la FAH fueron fallidos y ejecutados sobre posiciones vacías.
O cuando afirma que los cañones antitanque del Lempira destruyeron los tanques Stuart salvadoreños que atacaban Nuevo Ocotepeque y otro autor hondureño, Orlando Henríques afirma que fueron los aviones Corsario de la FAH los que destruyeron estos tanques. El libro esta jalonado de este tipo de historias, a las que ya nos tenían acostumbrados los escritores hondureños, pero viniendo de un profesional de las armas que se supone conoce del alcance de las armas, de conducción táctica y operativa, uso del poder de fuego, concepción del apoyo aéreo, etc., es imperdonable.
Estamos por cumplir 50 años de esos hechos y aún no contamos con una versión completa sobre dicha guerra, espero que la obra que se anuncia para principios del próximo año, sea la que estamos esperando. Ya es tiempo que podamos leer las descripciones de sus batallas, el efecto del poder aéreo, los alcances de las operaciones estratégicas, si es que las hubieron y todo lo referente a esa guerra para enseñanza a las nuevas generaciones.
Es una deuda que nuestros historiadores no han podido saldar y que al comprometer sus escritos con una u otra posición de los contendientes no han hecho, sino, enredar más las cosas. Es una verdadera lástima que esta obra haya sido seleccionada por el gobierno de aquel país, como la obra de texto oficial de la guerra de 1969, siendo ahora parte de la enseñanza pública de Honduras.
Seguir ocultando que la expulsión violenta de la minoria salvadoreña radicada en aquel País, con la anuencia y participación de las autoridades hondureñas, fue la verdadera razón de esta guerra, es perpetuar la mentira y el engaño de las nuevas generaciones de centroamericanos, es tiempo de aceptar nuestras errores y encararlos para poder sacar las enseñanzas pertinentes y continuar con nuestro futuro como región.
Se me olvidaba, a pesar de lo erróneo y fantasioso del libro en cuestión, hay algo que si debo reconocerle al autor, nos ha dado el Orden de Batalla más completo hasta ahora publicado sobre las Fuerzas Armadas hondureñas en esa guerra, un aporte que espero, otros sepan aprovechar para la historia.

viernes, 18 de mayo de 2018

LA GUERRA DE LOS ZETAS, VIAJE POR LA FRONTERA DE LA NECROPOLÍTICA

Tenia tiempos de no quedar atrapado con la lectura de un libro, quizás por su identificación con lo que actualmente vive mi pequeño terruño o por la descripción similar de sus muertos, desaparecidos y torturados. Lo cierto es que no pude desprenderme de el hasta su fin. En 14 vibrantes capítulos, su autor nos introduce a la guerra que libran los carteles del narcotráfico entre sí, especialmente el Cartel del Golfo contra, sus otrora guardaespaldas, los "Z" y entre estos y el gobierno Mexicano. Utilizando una combinación de las técnicas básicas del reportaje con las técnicas literarias y ensayísticas, nos sumerge en un mundo de muerte, de desesperanza, del comercio de las drogas y de sus principales actores.
La primera pregunta del autor para el elector es si la guerra declarada  a los carteles de la droga es solo un intento de legitimar un gobierno asumido frente a las dudas de su legalidad electoral. Su respuesta no es tan importante para nosotros sino sus implicaciones para el caso similar que vive El Salvador, sumido en su propia guerra contra las Pandillas. Aquí también hemos encontrado esas acusaciones, primero en el gobierno de Mauricio Funes que negocio una Tregua con las Pandillas para evidenciar un supuesto éxito en la reducción de asesinados por día, segundo después por el gobierno de Sánchez Cerén al declararles una guerra sin cuartel pero con estrategias hasta ahora fallidas.
 
 
Las similitudes continúan, el autor nos enfrenta a cuestionamientos artos conocidos en el caso Mexicano pero nunca esbozados abiertamente en el caso salvadoreño. El gran talón de Aquiles del gobierno Mexicano ha sido la galopante corrupción en sus principales órganos, que en teoría, tienen la misión de perseguir el crimen, por ello, cuando el anterior electo Presidente Calderón asumió su cargo entre sospechas de "amaño", decidió declarar una guerra y apartar la vista del ciudadano de su cuestionada asunción al de la guerra contra los carteles.
Pero al hacerlo tuvo que decidir  a quién acudir de su gobierno, con la suficiente representatividad para encabezar esa lucha, no había otra posibilidad más que las Fuerzas Armadas. Es el guion seguido por los salvadoreños desde la Presidencia de Calderón Sol y magnificada en el quinquenio de Mauricio Funes y Sánchez Cerén. Ahora existe una profunda desconfianza en los militares mexicanos por el uso y abuso de su autoridad, por el empleo de la tortura, el desaparecimiento y otras practicas propias del crimen para combatir a los narcotraficantes.
Son las repetidas voces de alerta en El Salvador, sobre la corrupción al interior de la PNC y la FAES, en la adopción de practicas similares a las mexicanas, y que ahora salpican públicamente a nuestras instituciones, amenazándolas con llevarlas a una descomposición moral y un instrumento estatal no-confiable para combatir la amenaza que significan las Pandillas.
El otro punto clave en esta génesis, si, es la génesis de una nueva forma de guerra que combina las tácticas de una insurgencia, con las propias del crimen organizado, es la lucha por el control territorial, Los narcos en México para asegurarse los pasillos y corredores de traslado de la droga, mientras que en El Salvador, es el control territorial para reemplazar al Estado en ese control y el monopolio en el uso de la violencia.
La similitud con la guerra que libra la PNC y la FAES salvadoreña contra las Pandillas nos deja pensativos, reflexivos y asustados de una realidad mexicana, que como un guion cinematográfico, recorre El Salvador. Es que a caso no somos capaces de sacar las conclusiones consecuentes y cambiar el rumbo del país, ahora que aun estamos a tiempo. Es momento de poner nuestras barbas en remojo y dar vida a la discusión pública de la infiltración del crimen en nuestras instituciones, de la existencia de "escuadrones de exterminio" en nuestra PNC y la FAES, de la conveniencia de colocar a los servicios de inteligencia del Estado (PNC, FAES y OIE) bajo el escrutinio de la Asamblea Legislativa, etc, etc.
Este libro de 350 paginas, es el perfecto regalo para las autoridades salvadoreñas que tienen a su cargo el combate de las Pandillas, es como diría alguien, la biblia de su trabajo. La obra debería ser objeto de estudio y discusión en los ambientes académicos, ya es hora que dejemos los análisis de televisión, que no analizan nada y estudiemos un caso de laboratorio contemporáneo a nuestra realidad geográfica.   
 

jueves, 10 de mayo de 2018

GUERRA DE INVIERNO, RUSIA CONTRA FINLANDIA


Otra de las obras de la Editorial española San Martín dedicada a uno de los conflictos menos estudiados de la Segunda Guerra Mundial, la guerra Ruso-Finlandesa que estalló el 1 de diciembre de 1939 y que duraría hasta el 13 de Marzo de 1940, dejó atónito al mundo al ver la enconada resistencia que un país pequeño como Finlandia oponía a una de las mayores potencias militares de la época, la Rusia de Stalin. Una verdadera escuela para aquellos países pequeños que por diversas razones han sido parte del entramado internacional y atención de las superpotencias.
Por otro lado, este conflicto es muy parecido al que librasen los ejércitos de El Salvador y Honduras en Julio de 1969. En ambos conflictos se observaba un servicio militar obligatorio de 1 año de duración, los Teatros de Operaciones estaban confinados por una abrupta geografía, los medios utilizados, fueron escasos y no muy modernos, y un sistema de movilización muy similar entre los finlandeses y los salvadoreños, que a la larga permitieron el éxito a ambos ejercitos (un éxito defensivo en el caso finlandés). Por eso, los estudiosos de ese conflicto en Centroamericano harían muy bien en volver su visión investigativa en la guerra ruso-finlandesa.


Una frase en particular volvería a convertirse en habitual para describir las acciones militares, en este caso del ejército finlandés, me refiero a la táctica de la Tierra Arrasada, que inspirada en la que los rusos hicieron contra Napoleón, ahora los finlandeses practicaban contra el ejército Rojo. Desde entonces, el término seria popularizado por los movimientos insurgentes a lo largo de todo el mundo, como una descripción de las acciones militares emprendidas por sus enemigos (las fuerzas regulares) en su contra.
Esta guerra fue la primera prueba de fuego para el enorme Ejército Rojo organizado por Trotsky, derrotado en una serie de encuentros con el nuevo ejército finlandés, su organización se resintió de las purgas de Stalin y de la vigilancia, que sobre sus oficiales ejercían los Comisarios Rojos, que hasta en el nivel de Pelotón debían dar su aprobación para las acciones tácticas, haciendo con ello que la iniciativa y la audacia fueran escasa entre estos oficiales.
Para mí ha sido interesante estudiar la táctica finlandesa de los Motti, una modalidad que envolvía un triple proceso: reconocimiento y bloqueo, seguidos de ataque y aislamiento y, por fin, aniquilamiento. Pero esta táctica pudo ser eficaz al ejército finlandés debido a la peculiar organización del mismo, donde "las victorias obtenidas fueron consecuencia de una acción de mando enérgica y audaz que supo emplear las fuerzas, las posibilidades del terreno y las circunstancias del momento del modo más apropiado para obtener el mayor provecho de la situación".
Hay una batalla que nos ayuda a entender las limitaciones del poder de fuego contra unos defensores motivados y dispuestos al mayor sacrificio. En el área de defensa en torno a la pequeña ciudad finlandesa de Summa, al este del Golfo de Finlandia, los rusos descargaron una aterradora barrera de artillería, en 24 horas los rusos dispararon 300,000 granadas de artillería de diversos calibres, y aún así, no lograron superar la defensa finlandesa. En los Conflictos de contrainsurgencia, como se demostró en Vietnam y El Salvador no es la excepción, el fuego de la artillería fue muy poco eficaz a la hora de negarle movilidad al enemigo o propinarle un desgaste decisivo en la mayoría de batallas libradas que justificaran el gran uso de esta arma.
Sin duda amigos, es un libro que con sus 10 capítulos y 160 páginas debemos leer para aprender de sus enseñanzas.

martes, 1 de mayo de 2018

PIEDRA, EDIFICANDO LA ESPERANZA, RESISTIR, DESARROLLARSE Y AVANZAR


Un interesante libro que se aleja de todo lo publicado por los excombatientes del FMLN y que he leído. Alejado de los dogmas Marxistas, el autor hace un verdadero esfuerzo por traernos la historia de una de las zonas de combate olvidadas de nuestro conflicto, esa área al norte de San Salvador y colindante con el cerro de Guazapa, que la guerrilla de las FPL conoció como Sub-zona Piedra. Un esfuerzo que vale la pena y ejemplo al cual debemos sumarnos aquellos que documentamos dicha guerra. Claro que mucha información sobre la FAES es un tanto errónea y muchas de sus acciones "militares" convenientemente olvidadas.
Quizás el aporte más importante del autor, es su definición clara y concluyente de lo que eran los grupos de población civil, que al principio de la guerra, se movilizaban con sus columnas armadas y que ellos llamaban "Masas": Eran grupos poblacionales, base de apoyo del FMLN en las zonas bajo dominio político-militar, quienes podían asumir tareas de ayuda a la guerrilla así como aportar combatientes. Eran porciones del pueblo organizado con el nivel de compromiso insurgente.


Es primera vez que un ex -jefe rebelde admite públicamente la vinculación orgánica de las "Masas" a su organización y claro, esto lleva al debate sobre si eran o no blancos legítimos del uso de la fuerza por las tropas gubernamentales salvadoreñas. Es un interesante y muy importante debate que aún no se ha dado entre los académicos e investigadores del conflicto. 
Lastimosamente también nos encontramos con los consabidos estribillos como el que los asesores militares estadounidenses dirigieron la guerra desde 1981 y que fueron ellos quienes concibieron las operaciones militares de "Tierra Arrasada", un concepto que no existe en los manuales de entrenamiento norteamericanos o salvadoreños; o aquella otra afirmación que la FAES intentaba matar a toda población simpatizante al FMLN o despoblar enteramente grandes zonas del país y reubicar a sus integrantes, según dice el autor, como una lección aprendida de la guerra de Vietnam por dichos asesores.
Este estribillo es arto repetitivo en la escritura referida a nuestra guerra y tiende a perpetuar una equivocación. En El Salvador, la evacuación de poblaciones y su asentamiento en enclaves protegidos por el ejército o las auto-defensas (Defensa Civil) no fue una táctica empleada como lo fuera en Guatemala y la Nicaragua Sandinista. Nunca se intento una táctica como esa o similar en las operaciones de pacificación, por el contrario la FAES animaba a la población a regresar a sus lugares de origen.
La desastrosa experiencia de los combatientes de las FPL de la Sub-zona Piedra, unos 500 mal armados y equipados, durante la fracasada Ofensiva Final del 10 de Enero de 1981, es una interesante descripción de lo mal preparados que estuvieron los rebeldes para acometer esta acción ofensiva y más importante aún, nos revela los grandes números de deserciones en estas unidades, una vez finalizada la ofensiva. Al decir del autor, solo les quedaron unos 30 combatientes, de los que 15 eran de la organización urbana.
Otro importante aporte del autor, en sus 4 grandes capítulos y 134 páginas, es la referente al detallado recuento del ataque a la pequeña población de Cinquera, en Mayo de 1983. Los diagramas que le acompañan ayudan a orientar al lector sobre la disposición de fuerzas, una soberbia y bien lograda descripción de los combates, poco común en obras de éste tipo escritas por sus antiguos compañeros de lucha. Lastimosamente al final, olvido agregar que de los miembros de la Defensa Civil capturados, 16 de ellos fueron ejecutados después de rendirse. 
El otro hecho descrito por el autor, es el error común de atribuir a la FAS el ataque con armas Químicas a los campamentos rebeldes, específicamente el uso del Fósforo Blanco y el Napalm. Como ya lo he descrito en alguno de mis libros, al principio de la guerra y no más allá de finales de 1981, la FAS utilizó en contadas operaciones (3 o 4) el uso de Napalm pero debido a los destructivos efectos del arma, se decidió abandonar su uso. 
Con el Fósforo Blanco es otra historia. cuando a principios de 1982 fueron entregados los aviones de reconocimiento Skymaster O-2, estas aeronaves tenían como función el señalar los blancos a ser bombardeados por los Caza-bombarderos A-37. Para señalar los blancos, estas aeronaves hacían uso de cohetes de humo basados en el fósforo blanco. De ahí que en muchas ocasiones, las quemaduras ocasionadas, cuando se alcanzaba a algún combatiente de la guerrilla, originaba su denuncia de estar siendo atacados por armas químicas, nada más alejado de la verdad.
Definitivamente es una obra que se debe leer y debe formar parte de nuestra extensa bibliografía de la guerra.