martes, 24 de mayo de 2022

LA PERSONA, LA FE Y LA REVOLUCIÓN

Un libro tan contradictorio como educativo, en dónde la verdad de ayer es la mentira de hoy. No encuentro mejor frase para referirme a esta obra sobre el Partido Comunista salvadoreño (PCS) y su brazo armado, las Fuerzas Armadas de Liberación (FAL) durante el Conflicto Interno salvadoreño. Uno no puede entender las razones de fondo para que su autor, en 192 páginas divididos en 7 capítulos, nos cuente una historia que no cuadra con la realidad de este grupo político y paramilitar que fue parte del FMLN (de la guerra).

Por ejemplo, se describe a los militantes del partido comunista como unos individuos que profesan y defienden lo moral, el concepto de justicia, los derechos humanos y la dignidad de la persona; pero como se puede afirmar esta lucha y defensa de estos principios por quienes profesan la doctrina marxista-leninista que defiende todo lo contrario. Se les olvida a los autores de izquierda que sus cuadros, entrenados en la antigua URSS, fueron educados en todo lo contrario: debían sembrar el terror y promover la lucha de clases para obtener el poder político de la nación, una vez conseguido este objetico, construir la dictadura del proletariado, donde el hombre común pierde su libertad, su dignidad como persona y se vuelve instrumento frio de un todo poderoso partido, que le indica en qué trabajar, qué vestir o cómo comportarse, sujeto a una economías estatizada que le raciona su alimento a él y su familia.

Ese es la verdad de los principios y creencias que los comunistas criollos defendieron y trataron de imponer en El Salvador, en una amarga lucha, que gracias a Dios, perdieron. El autor no menciona convenientemente, que las directrices de su lucha aquí, eran recibidas desde Moscú y que fueron los grandes críticos de la revolución cubana por considerarla militarista y aventurera, pero sobre todo, por no estar de acuerdo con los lineamientos de Moscú que prescribían a los partidos comunistas de América Latina, la lucha electoral como forma de enfrentar a su enemigo, el capitalismo. 

Razón por la cual, Fidel Castro, el Dictador cubano, les relegó a un ultimo lugar como receptores de su ayuda militar, siendo en mayor estima para ellos, la dirigencia del ERP. Para Fidel Castro eran más confiables los fidelistas (leales a su persona) que los pro-soviéticos dirigidos desde Moscú. En otros párrafos de la obra, uno casi que encuentra que siempre fueron religiosos, que nunca fueron enemigos de la iglesia católica y que por poco fueron sus defensores.

Estos son los problemas de no ceñirse a la realidad histórica y tratar de cambiar los hechos pasados para conveniencia del futuro, pero con ello lo único que hacen es trajiversar nuestra historia y confundir a los investigadores de nuestro conflicto. La leyenda del guerrillero heroico y del soldado villano ya no tiene cabida en la realidad histórica. Ya es tiempo de proporcionar verdaderos acercamientos con la historia de nuestra guerra, arrojar luz sobre los hechos, con el consecuente aprendizaje de los errores cometidos.

Por último, al describir la ofensiva de noviembre de 1989, lanzada por el FMLN en la capital, el autor afirma sin vergüenza alguna, que fue en consultas con la población, que la FAL, decidió retirarse de Ciudad Delgado y Soyapango para evitar una masacre de la población civil. La derrota de la FAL en dichas urbes no puede ser escondida tras afirmaciones sin sentido, y sin base histórica o con los hechos acontecidos.

Esta bien documentada la derrota de estas fuerzas en dichas áreas y su retirada a la zona este del Volcán de San Salvador. También se conoce ahora, que el peso de las operaciones en la capital estuvo a cargo de las fuerzas guerrilleras de las FPL y el ERP, y que ellos, como FAL dieron una pequeña contribución de combatientes.

Como esfuerzo permanente de quienes escriben con fines políticos, este libro se convierte en testimonio de ese esfuerzo fallido que poco a poco va quedando relegado al olvido como lo fuera en su tiempo, la historia estalinista de la Segunda Guerra Mundial (gracias a Dios) hoy reemplazada por verdaderas investigaciones sobre esos hechos.

Es la escuela de la enseñanza que debemos, como mínimo, a las nuevas generaciones. 

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