Esta vez he invitado al Dr. David E. Spencer, un historiador militar especializado en las guerras latinoamericanas a que haga una crítica objetiva de la obra, cuyo título antecede. Estos son sus comentarios.
Bombas
Sobre Toncontín, es sin lugar a dudas el mejor libro sobre la campaña militar
de la Guerra El Salvador-Honduras de Julio de 1969 que se ha escrito hasta la
fecha. Puede haber otros mejores sobre los esfuerzos políticos,
económicos o internacionales, pero ninguno ha contenido el detalle de la
campaña militar, como la obra del Capitán retirado Herard von Santos Méndez.
Este libro es el producto de más de 30 años de investigación, multitudes de
entrevistas con los protagonistas de la guerra, una exhaustiva pesquisa en los
archivos nacionales de El Salvador y la literatura hondureña.
En
él se detalla todas las acciones grandes y pequeñas en tierra, aire y mar entre
los dos países durante esas 120 horas históricas en aquel Julio de 1969. Por lo
tanto, en él se revelan muchas cosas que antes no se habían contado: por ejemplo,
el rol y la suerte de los blindados salvadoreños, el verdadero impacto de la
artillería tanto en Nueva Ocotepeque como en El Amatillo, la verdad de la
emboscada de Mataras, el verdadero impacto de las campañas aéreas de lado y
lado y más.
Es
imposible para un hondureño o un salvadoreño ser totalmente imparcial sobre este
conflicto, y ese sesgo de parte de este autor salvadoreño, aunque mínimo, es
evidente. Por ejemplo, caracteriza los bombardeos salvadoreños del 14 de
Julio como un éxito, cuando no lograron los objetivos que les fueron
encomendados.
Pueden
haber tomado por sorpresa a los hondureños, y llegado a todos blancos, pero si
no causaron los efectos deseados, particularmente las estratégicas, en mi mente
no se puede calificar las operaciones de ese día como un éxito. Hay algunos
otros ejemplos pequeños de esta índole que para mí son medio molestos leerlos,
pero este tipo de afirmaciones nacionalistas son mínimas en esta obra.
Por
lo tanto, el libro es lo más cercano a la objetividad que existe hasta la
fecha. Por ejemplo, explica porque no se puede afirmar que los hondureños
lograron el dominio del espacio aéreo a pesar de haber logrado victorias
tácticas aéreas como los ataques a Ilopango, Acajutla y los combates aéreos del
17 de Julio. En ningún momento estos golpes tácticos afectaron el ritmo
de operaciones aéreas ni terrestres de El Salvador.
El
autor muestra esto con evidencia concreta mirando los diarios de operaciones
aéreas tanto de los hondureños como de los salvadoreños. También explica porque
los salvadoreños no pudieron avanzar mucho más allá de los objetivos del primer
día. No fue por falta de munición y combustible como se ha afirmado en
muchas publicaciones sobre el conflicto, ya que muestra que los salvadoreños se
habían preocupado por conseguir suficiente parque y combustible para operar todos
sus sistemas de armas y equipo para por lo menos 15 días.
Cuando
uno lee el desarrollo de las operaciones se da cuenta de que los salvadoreños se
habían preocupado tanto por los asaltos iniciales, que no habían pensado mucho
en lo que iba a ocurrir una vez estos objetivos se habían logrado. Como
dice el refrán “ningún plan sobrevive el primer contacto con el enemigo.”
Así ocurrió en la Guerra del 69. Los salvadoreños fueron tan exitosos el
día 15 de Julio, que les entró a los comandantes salvadoreños cierta parálisis
para hacer las operaciones subsiguientes.
Por
el otro lado, los hondureños, en su desesperación tomaron decisiones
arriesgadas que reforzaron esa parálisis en los salvadoreños. La
emboscada de Mataras es uno de ellos. Sin embargo, los esfuerzos
hondureños no fueron parejos en todas partes. La actuación de la
Agrupación Táctico Especial (ATE) fue decepcionante, por la cobardía (no se
puede caracterizar de otra manera) de su comandante. El famoso
contraataque hondureño al final fue un esfuerzo muy diluido que no llevó a
nada.
Al
final de cuentas, la suma de estas actuaciones desesperadas llevó a que, aunque
el avance salvadoreño continuó, fue mucho más lento y cauteloso de lo que
debería haber sido. Sin embargo, la resistencia hondureña no fue el
factor más decisivo, si no la propia indecisión de los oficiales salvadoreños que
perdieron la iniciativa después de alcanzar sus objetivos iniciales. De pronto
uno de los aspectos más importantes del libro, además de su recuento detallado
de las operaciones militares es el análisis militar que hace al final. El
análisis es largo y exhaustivo y sirve como texto de enseñanza para los futuros
cursos de Estado Mayor.
De
pronto vale terminar con una cita que expresa muy acertadamente el punto
central de la obra: “Categóricamente podemos asegurar que, aunque las fuerzas militares
de tierra hondureñas fueron derrotadas en los campos de batalla, esta derrota
no fue completa ni decisiva; por tanto, decimos que la victoria salvadoreña fue
poco más que pírrica.” Hay que felicitar al Capitán Von Santos por este
importante Opus Magnus que con sus 690 páginas, 167 fotos b/n, 6 esquemas, 8
mapas y 5 dibujos, debe ser parte de toda biblioteca de quienes están
interesados en entender esta guerra y la historia militar latinoamericana.
By David E. Spencer, Diciembre de 2019.
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