sábado, 6 de abril de 2019

THE 100 HOUR WAR, THE CONFLICT BETWEEN HONDURAS AND EL SALVADOR IN JULY 1969

Nos acercamos al 50 aniversario de los hechos conocidos como la Guerra de las 100 Horas y he decidido leer algunos libros sobre dicho tema que aun no leía. Esta es la última obra, publicada en 2017 sobre esa guerra por lo cual tenía amplias expectativas sobre la misma pero al terminar de leerla he quedado muy decepcionado. Los autores del libro, dos reputados investigadores del mundo de la aviación militar latinoamericana se contentaron con seguir afirmando los errores, equivocaciones e inventos (la mayoría dichos por autores y entusiastas del mundo de la aviación hondureños) a las que agregan algunas afirmaciones algo jalada de los pelos pero atendibles en personas sin formación militar.
Ellos insisten en afirmar (como lo han hecho las fuentes hondureñas desde el fin de la guerra) que el ataque aéreo sobre Toncontín el día 14 de julio falló y no ocasionó daños alguno en las instalaciones militares o la pista; esto contradice totalmente el informe de la FAH, presentado esa misma noche donde se enumeran los daños ocasionados por el ataque salvadoreño. Se sigue afirmando en la obra, siempre sobre los ataques aéreos del 14, que otros 11 ataques tuvieron como blancos 11 villas y pueblos sin ningún valor táctico o estratégico. Esta afirmación deja en evidencia que los autores no profundizaron en la investigación de estos ataques, si lo hubieran hecho, se darían cuenta que los blancos en estas poblaciones fueron cuarteles militares regionales y las pistas aéreas estas últimas que jugaron un importante papel a la hora de permitir el desplazamiento, vía aérea, de los refuerzos hondureños en el TOSO (Teatro de Operaciones Sudoccidental).
Otra crasa equivocación es su afirmación que en el Teatro de Operaciones Oriental (TOO) salvadoreño, sus tropas avanzaron la noche del 14 y conquistaron El Amatillo, Goascorán, Aramecina y Alianza antes del amanecer del día 15. Confundiendo el paso del río Goascorán, la noche del 14 para atacar Aramecina esa misma noche con los ataques al amanecer del 15 en las otras localidades.
La descripción de los ataques de la FAS sobre Toncontín el día 15 al amanecer no toman en cuenta los informes oficiales salvadoreños sobre el ataque a la torre de control y facilidades de combustible en la pista, entre otros; contribuyendo a minimizar el resultado de dicho ataque, algo que un investigador no debería hacer.
La elaboración de los mapas en los Frentes salvadoreños TON y TOO están equivocados y no contribuyen a un serio análisis de las acciones de guerra que se verificaron en ambos frentes contribuyendo a mantener la neblina de la guerra sobre dichos hechos a pesar que hoy día existen abundantes fuentes para haber hecho un mejor trabajo cartográfico.

Los autores insisten en afirmar que los ataques aéreos hondureños fueron capaces de detener el avance de las tropas salvadoreñas en el TON y el TOO ocasionadoles fuertes bajas, sorprendiendo convoyes de vehículos y destruyéndolos, así como reportan la destrucción de la artillería y tanques. Ya esta establecido que algunas de las misiones de apoyo aéreo cercano fueron un total fracaso (lo afirman oficiales hondureños en el frente de batalla), se descarta además, la destrucción de cualquier pieza de artillería o tanque pues los doce obuses (8 de 105mm y 4 de 75mm) sobrevivieron la guerra y de los 5 tanques Stuart que participaron en la guerra, las 5 carcazas pueden observarse en el museo del ejercito, ninguna de las cuales presenta evidencia alguna de haber sido alcanzados por fuego antitanque.
Otro error es confundir la hora en que el FAS 101 fue interceptado por un Corsario de la FAH sobre Nuevo Ocotepeque, afirmando que dicha interceptación ocurrió cerca de las 9am cuando en realidad fue alrededor de las 3pm. Para finalizar, aunque existen muchos más errores, afirmar que más de 1,000 soldados del batallón Guardia de Honor Presidencia fueron transportados por aire de Tegucigalpa a Santa Rosa de Copán es desconocer por completo el orden de batalla del ejército hondureño.
Este batallón tenía unos efectivos de alrededor de 740 hombres de los que poco más de 500 efectivos fueron trasladados a Santa Rosa de Copán, el resto se mantuvo en Tegucigalpa protegiendo al Presidente hondureño que temía un Golpe de Estado de sus propias tropas.
El aporte del libro son sin duda los hermosos esquemas que Tom Cooper ha hecho sobre las diversas aeronaves, salvadoreñas y hondureñas que participaron en la guerra, y que la obra posee una excelente colección de fotografías, la mayoría reproducidas en un gran formato sobre papel fotográfico, lo que contribuye a la excelente presentación del libro.
El Próximo julio, en El Salvador se estará celebrando el 50 aniversario de aquella guerra y para ello se han invitado a veteranos, documentalistas e investigadores hondureños, además se presentará una nueva investigación que promete contribuir al despeje de todos estos errores y equivocaciones que a lo largo de 50 años se han mantenido, ya es tiempo de que sepamos la verdad de lo que ocurrió aquel julio de 1969.

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