martes, 27 de noviembre de 2018

MEMORIAS DE UN SOLDADO

Compre este libro con muchas expectativas pues conocía a su autor y se de su gran carrera como soldado aguerrido y espero que su lectura guste a los lectores. Escribir memorias es un tanto difícil pues el autor desnuda su particular participación en unos hechos traumáticos y a veces muy dolorosos que a veces impiden hablar francamente sobre ellos. Eso es entendible pero las memorias son esos, recuerdos de nuestro pasado que compartimos con los lectores para bien o para mal.
La técnica de escribir sin dar los contextos correspondientes al hecho que se esta describiendo no es muy adecuada en las memorias militares, sobre todo porque impiden al lector el poderse ubicar en tiempo y espacio sobre los hechos descritos, dejando un sentimiento de si lo que se escribe es ficción o una realidad.
Por lo general las memorias militares tienden a compartir en detalle, y aunque el autor de la presente obra, lo afirme, se nota la falta precisamente de esos detalles, claro que cada quién escribe lo que quiere pero se espera que los aportes de las memorias den una enseñanza, no solo la moraleja general de la obra sino de aquellas situaciones bélicas que sirven de experiencia a otros para no cometer los mismos errores, esto no puede ser logrado sin escribir los detalles de una batalla o de un combate, sin el adecuado contexto que nos ayude a entender lo que el autor nos quiere transmitir, sobre todo, cuando sus lectores no son versados en los temas militares.


Dividido en tras grandes capítulos, dedicados a las operaciones que el autor desarrollo en el norte de Morazán, Usulután y San Vicente, la obra se pierde en contadas historias impersonales, sin contextos y sin los detalles que pudieron haberla convertido en una gran historia. Sin embargo podemos rescatar tres momentos, aunque incompletos, de las vivencias del autor. 
La nueva táctica que implementa el ejército salvadoreño al colocar sus unidades de Élite en la zona de Perquín, Morazán para negarle a las guerrillas Marxistas el control de la zona norte del Departamento de Morazán; La emboscada que sufrió la unidad de Recondo del Batallón Belloso en abril de 1983, en San Simón, Morazán, que acabó con esa unidad y la participación del autor en la Operación Paz y Bienestar para San Vicente, la única operación intentada como parte de un programa mayor de pacificación.
Las tres operaciones, de mucha importancia en la historia de la guerra salvadoreña, son ligeramente tratadas en un par de párrafos que nos dejan con aquella sensación que el libro pudo ser mucho más. Siendo tan escasas las obras escritas por militares salvadoreños veteranos del conflicto interno, la presente viene a sumarse a un esfuerzo por arrojar luz sobre ella; un esfuerzo que debe ser aplaudido y apoyado.
Son 122 páginas escritas en un lenguaje llano y muy franco, lastimosamente está desprovisto de mapas que ayuden a ubicar al lector o de fotografías que nos permitan acercarnos a las vivencias del autor. Esperemos que en un futuro, una segunda edición tenga en cuenta tales falencias y se convierta en un verdadero testamento a los hombres que conformaron una de las unidades de Élite de aquel ejército del que solo ha quedado sus historias, el Batallón Ramón Belloso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario