viernes, 16 de marzo de 2012

DEL EJERCITO NACIONAL AL EJERCITO GUERRILLERO

Uno de los primeros libros que leí escrito por ex-guerrilleros allá por 1993 y que 10 años después volví a leer. sus 368 paginas nos relatan la vida de un militar salvadoreño que luego traicionaría a su país y se pasaría del lado insurgente. Es junto con el libro del Myr. Guardado, EL SOLDADO QUE ENCONTRÓ SU AZIMUT las únicas historias mas o menos documentada de dos militares salvadoreños que se pasaron a la guerrilla durante nuestro conflicto interno; por ello merece un merito aparte y nos sumerge en el mundo de la intriga, el espionaje y la traición,  el autor, el ex-capitán Mena Sandoval en las 368 paginas de que consta su libro nos da un relato muy fluido de sus experiencias en el ejercito salvadoreño, época bastante documentada o al menos descrita por el, no es así con su coparticipación en la guerrilla, que solo abarca el periodo de 1981 a 1983 y luego da un salto hasta los acuerdos de paz, como también hiciera Enrique Consalvi en su libro LA TERQUEDAD DEL IZOTE, este es un recurso que utilizan estos escritores para referirse solo a la época de ascenso de la guerrilla y evitar así, hablar de la época mas difícil y de casi derrota del FMLN durante la guerra.
Con esto nos privan de un cuadro mas detallado y completo de su experiencia en la guerrilla salvadoreña y por tal razón, el libro no logra alcanzar el merito de contarnos las viscicitudes de este personaje dentro del ERP. El libro no posee fotografía alguna que nos ayuden a ubicar el contexto en que se desarrolla la trama o atisbar la personalidad del autor en ella, dejandome en mi caso, mas incógnitas que respuestas; sin embargo hay tres elementos que se pueden rescatar, las razones que el autor da para justificar su deserción y la de otros oficiales que nos permite encontrarnos con alguna información sobre los orígenes y desarrollo de estos oficiales.

Guerra en El Salvador:
El segundo elemento rescatado serian dos hechos poco estudiados de la guerra como es la batalla acaecida en Cutumay Camones, donde el ejercito asesto una de las mas grandes derrotas al FMLN, al matar a cerca de un centenar de sus combatientes en una misma acción a pocos días de su fracasado ofensiva final del 10 de enero de 1981; la tercera es la descripción que hace sobre la operación Pedrero, nombre con el que bautizaron el ataque de artillería a la 3ra. Brigada de Infantería, en San Miguel en septiembre de 1983 y que hasta el día de hoy no ha sido claramente documentada.
Estos son los aportes mas importantes del libro y pese a sus limitaciones para retratar la época mas difícil que atravezaron las guerrillas desde 1984 hasta 1988, considero que es un libro que no debe faltar en la biblioteca de los estudiosos de estos conflictos. Yo esperaba encontrar mas detalles sobre lo acontecido en la 2da. Brigada de Infantería durante su alzamiento y deserción pero apenas dedica 8 paginas a este importante evento y en ves de aclararlo deja mas dudas a pesar que por este hecho se le juzgo en ausencia en una corte marcial y fue condenado a muerte según lo estipula el Código de Justicia Militar.
Ojala que con el tiempo se trabaje una segunda edición muy necesaria para los investigadores que tome en cuenta estas falencias.

El link para los que quieran comprar el libro:
https://www.amazon.com/Del-Ejercito-Nacional-Al-Guerrillero/dp/B002BRLS74/ref=sr_1_1?s=books&ie=UTF8&qid=1509397531&sr=1-1&keywords=del+ej%C3%A9rcito+nacional+al+ej%C3%A9rcito+guerrillero&dpID=51301zQGL7L&preST=_SY344_BO1,204,203,200_QL70_&dpSrc=srch 

lunes, 20 de febrero de 2012

HISTORIA, SOCIEDAD Y MEMORIAS

Del 15 al 17 de febrero pasado, se llevo a cabo el seminario internacional sobre el conflicto armado, en el marco del 20 aniversario de los Acuerdos de Paz. El seminario que se desarrolló en el MUNA contó con la participación de personalidades del mundo académico que se dedican a estudiar la temática de nuestro conflicto armado, el seminario fue organizado por la UIGCS (Unidad de Investigaciones sobre la Guerra Civil Salvadoreña). El seminario se organizó en torno a 3 mesas redondas y varias ponencias que las acompañaron, y que trataron una diversidad de temas sobre el conflicto salvadoreño.
la mesa redonda 1 trataba sobre la cuestión del conflicto armado, y sus principales tendencias. Aquí cabe destacar la ponencia de Ralph Sprenkels, las relaciones urbano-rurales en la insurgencia, que aborda el tema de la procedencia de los insurgentes y su relación a través de la guerra, su incidencia en los incipientes liderazgos militares pero más que todo, la correlación e influencia de estos estratos al interior de los movimientos armados de izquierda.
La ponencia: del partido a la guerrilla, que trata sobre los orígenes de las FPL y su ruptura con el Partido Comunista salvadoreño a partir de las diferencias en sus respectivos liderazgos. Una de las mas importantes es quizás, la conferencia dictada por Gilles Bataillon, como explicar a 30 años de distancia, el Golpe de Estado del 15 de octubre de 1979. Tema muy provocador y que debe ser incertado en la abundante bibliografía que al respecto ahora se dispone, especialmente en los trabajos de Rafael Menjivar con Años de locura, el Ing. Guerra y Guerra con Golpe al amanecer y del Cnel. Majano con Una oportunidad perdida.
Otra temática importante, abordada sobre la investigación de la guerra, es la cuestión de las fuentes públicas y privadas. Mientras las segundas están casi siempre disponibles a los investigadores, las primeras están bajo un manto de secreto y discrecionalidad, sobre todo aquello concerniente al papel desempeñado por el ejército en este conflicto. La respuesta del representante de la FA invitado, que no paso de nombrar un sin fin de fuentes disponibles y que en verdad no abonan nada a la investigación de la guerra, representa el tipo de respuesta que podemos esperar de tales voceros, mientras que los documentos como las ordenes de operaciones, los cuadros estadísticos de bajas, informes finales de operaciones y otros, seguirán bajo un manto de sombras que ni los muertos podrán develar.
Otro hecho en el seminario, fue la participación del Centro para la defensa de los Derechos Humanos Madeleine Lagadec. Fue interesante escuchar sobre sus supuestas investigaciones imparciales sobre violaciones a los derechos humanos durante el conflicto, y digo interesante ya que a pesar de su afirmación que documentan 30 supuestas masacres en lo que se conoce como el Frente Paracentral, San Vicente, Cabañas y Zacatecoluca, en ningún momento mencionaron algo sobre la masacre de las FPL en dicha zona, es decir la Masacre atribuida al que ahora es Vice-Presidente del país, ni mucho menos a la masacre de Quebrada Seca, ocurrida en la misma zona y perpetrada por los mismos sujetos. Esto sin embargo no empaño del todo este seminario.
Es gratificante que la academia resuelva por fin, como sujeto de estudio nuestro conflicto y actividades como esta deben ser aplaudidas y apoyadas; sin embargo haré una pequeña critica del mismo. A estas alturas, aun decimos que hablamos o investigamos sobre el conflicto armado sin hablar de el, es decir, los académicos tratan en sus estudios los asuntos periféricos de la guerra sin poder abordar el sujeto principal de la investigación, es decir la guerra en si misma; un ejemplo para entender lo que digo. Podríamos decir que estudiamos la Segunda Guerra Mundial sin hablar del desembarco en Normandia, de la batalla de Stalingrado, la caída de Malasia entre otros; podemos decir que estudiamos nuestro conflicto sin siquiera abordar las grandes batallas que se libraron entre los insurgentes y el ejército salvadoreno; podemos afirmar que estudiamos la guerra salvadoreña sin hablar de ella. Creo que esta es la principal debilidad de la academia al abordar los estudios sobre nuestro conflicto interno; pareciera más bien, que estas instituciones se empeñan en refrendar la visión que desde la izquierda se ha mantenido sobre éste y otros conflictos, prefiriendo abordar temas secundarios antes que hacer un verdadero esfuerzo por investigar nuestro conflicto.
Creo que la incapacidad de la academia por abordar el tema principal de la guerra deviene de su propia incapacidad académica para abordar esta temática, poco preparados en la  ciencia y el arte militar, a la mayoría de académicos se les vuelve difícil sino prohibitivo adentrarse en un terreno que requiere de conocimientos especializados como es la Historia Militar. Sin embargo, tal valladar seria más fácil de enfrentar si se preocupasen de establecer vinculos de colaboración con los historiadores militares locales o internacionales; la otra razón de su incapacidad para abordar este tema, es la alineación ideológica de la mayoría de los investigadores que tratan este tema, prefieren abordar temas afines a la izquierda intelectual y refrendar con sus investigaciones conclusiones ya expuestas por esta corriente intelectual, es decir, buscan contestar sus preguntas sabiendo de antemano cual es la respuesta y no se guían por lo que sus mismas preguntas van develando; y tercero, la moda internacional que implantan algunas universidades extranjeras impregnan a nuestros investigadores orillandolos a realizar estudios sobre el indigenismo y la cuestión de genero antes de si quiera saber como se desarrollo nuestra guerra. No es que esta temática este mal o equivocada, sino la predisposición a abordarlos sin antes haber adelantado estudios sobre el tema central, que en este caso es la guerra.
Como repito, hay que aplaudir estas iniciativas y esperar que con los años, nuevos trabajos serios sobre la guerra, no sobre sus aspectos periféricos, sean publicados para conocimiento de una sociedad que pide a gritos saber como fue nuestra guerra.

Primera exposición histórico-militar realizada en El Salvador :

martes, 14 de febrero de 2012

FRUTA AMARGA: LA C.I.A. EN GUATEMALA

De los pocos libros que al leerlo, me han impresionado gratamente y es que en las 293 paginas de Fruta Amarga, los autores Stephen Schlesinger y Stephen Kinzer han realizado un gran trabajo de investigación que les ha permitido documentar en extremo los sucesos que terminaron con el derrocamiento del Cnel. Arbenz en Guatemala en 1954.
Sus 15 capitulos nos llevan paso a paso por los laberintos del espionaje y las operaciones negras, termino comun con el que se refieren a las operaciones encubiertas de la CIA y que son capaces de llenar miles de paginas. Fruta amarga es la sorprendente historia de la Operación Éxito que con la aprobación del presidente Eisenhower, la CIA concibió y orquesto para derrocar al gobierno socialista de Guatemala.
Es un dramático relato de una operación cuidadosamente pleneada y ejecutada que puede ser uno de los episodios más importantes en la historia tanto de la CIA como de la actual Centroamérica. los detalles aportados por la bibliografia consultada nos hacen revivir, en algunos casos aquellos momentos dramáticos que solo anunciaban mayores dolores a una región que rápidamente se desplazaba a una zona de guerra en su conjunto.
Schlesinger y Kinzer han develado la historia no contada del golpe de la CIA en un lenguaje sencillo que conbina la historia con la investigación periodística, lo que les permite dar a los relatos ese sabor que nos atrapa y no queremos dejar.
La calidad de la investigación, al margen de los adjetivos calificativos que utilizan los autores para cuestiones políticas, económicas, y sociales, su trato para los aspectos militares y de espionaje es soberbio. Son de esas investigaciones que uno quisiera poder realizar al utilizar las fuentes bibliográficas de los actores principales en ambos bandos, lo que permite que se desnude el perfil militar y diplomático de los actores principales del lado estadounidense. Su principal falla es que no ahonda en los datos del lado guatemalteco, por suerte, el Gral. Alejandro Gramajo ya lo hizo y se puede decir que el cuadro esta casi completo en lo que a aspectos militares se refiere.

Discurso de renuncia de Jacobo Arbenz:

El seguimiento que el espionaje norteamericano hace del mercante Alfhem que transporta las armas checoslovacas para el régimen de Arbenz parece de película y a la larga, según el libro, seria un factor importante en la determinación estadounidense para derrocarlo.
El libro me atrapo de principio a fin, algunos de los pilotos gringos que se mencionan en esta operación fueron contratados tiempo después, a fines de julio de 1969 para que entrenaran a pilotos de combate salvadoreños luego de terminada la guerra con Honduras.
En verdad recomiendo ampliamente la lectura de este libro para tener una visión mas completa de aquellas hechos que aun hoy día, siguen dando tantos problemas de interpretación.

para quienes adquirir el libro, aquí el link:
https://www.amazon.com/FRUTA-AMARGA-CIA-EN-GUATEMALA/dp/B006Z1C3S0/ref=sr_1_1?s=books&ie=UTF8&qid=1509396678&sr=1-1&keywords=fruta+amarga%2C+la+CIA+en+Guatemala

jueves, 19 de enero de 2012

UN GOLPE AL AMANECER

Leí con mucho detenimiento este libro, ya que su contenido nos sitúa en un momento crucial para entender el agravamiento de la guerra. Sus 165 paginas nos llevan a recorrer una parte de la trama que se tejió alrededor del Golpe de Estado del 15 de octubre de 1979, golpe que algunos han llamado la ultima oportunidad para detener el agravamiento de la guerra. su autor, el Sr. Rodrigue Guerra y Guerra, a quien tengo la honra de conocer, nos sumerge en la interioridad del circulo de personalidades civiles y militares que protagonizaron este importante evento de nuestra historia, por ser hermano de uno de los principales conspiradores, el autor nos aporta datos sumamente interesantes que deberán ponderarse a la luz de otros trabajos sobre este mismo tema.
En particular, he leído lo que yo llamo la trilogía mejor conseguida sobre estos hechos y que verdaderamente nos presentan una investigación de gran altura, poco común en nuestro medio y que se vuelven de obligada lectura para aquellos amantes de nuestra historia. El capitulo 5 de este libro, es para mi el mas importante por adentrase en la esfera militar y como se vivió dentro de los cuarteles el complot y desarrollo de los acontecimientos que llevaron a la proclama del 15 de octubre por parte de la Fuerza Armada salvadoreña.
los otros dos libros que incluyo en esta trilogía son Años de locura, de Rafael Menjivar y Una oportunidad perdida, del Cnel. Majano. Para mi es satisfactorio ver como, después de tantos años, los estudios objetivos sobre nuestra guerra empiezan a aflorar y poco a poco van marcando la senda que todo historiador de este periodo debe en principio  recorrer. Los 13 anexos que el autor ha agregado a su obra le dan mayor robustez a su hipótesis y planteamientos y proporcionan al investigador una fuente documental de consulta imprescindible.
Importante es la mención que hace el embajador estadounidense en El Salvador, Frank Devine en diciembre de 1979, cuando afirma que las fuerzas rebeldes armadas ya contaban con 400 elementos, cifra que ahora se devela insuficiente para estimar la cantidad de esas las fuerzas rebeldes que luego se aglutinarían en lo que se llamó FMLN.
Aunque la obra es en general bastante rigurosa, contiene algunas imprecisiones y también serias revelaciones como la que acusa al Gral. Gutierrez de ser informante de la CIA. Controversiales señalamientos por decir lo menos pero que vuelven sumamente interesante y didáctica la lectura de esta obra.El libro esta estructurado en 6 capítulos que a lo largo de 165 páginas nos desnudan las intrigas y conspiraciones que marcaron uno de los hechos fundamentales de nuestra guerra que todos deberiamos conocer, aún en términos generales.
espero que la lectura de esta obra les guste y espero sus comentarios.

sábado, 10 de diciembre de 2011

LA LUCHA POR UN SUEÑO


Comencé a leer este libro con verdadero interés, a medida que avanzaba en el mismo me di cuenta que mas que crónicas, el libro recoge los comunicados de prensa de la Radio Venceremos y el COPREFA, construyendo a partir de estos comunicados un orden cronológico de los últimos 12 años de guerra en El Salvador. Pese a que su autor es un periodista que supuestamente vivió estos años de la guerra, uno no encuentra mayores detalles de vivencias del autor.
la obra se desarrolla en 24 capítulos que comienzan con la descripción histórica de nuestro país, según como la describen muchos escritores de izquierda, quizás ese es su principal error, no apartarse de los cliches de izquierda para escribir sobre nuestra historia. Son 291 paginas monótonas que vuelven difícil la lectura del libro, sobre todo después que mucha tinta ha corrido en el lecho del río, es decir, ahora sabemos muchos mas de nuestra guerra que en cualquier otro momento, así pues, mucho de lo descrito en esta obra ha sido desacreditado por la misma historia, una historia que inexorable avanza descartando la propaganda de aquellos serios estudios\investigaciones sobre nuestra guerra.
sin embargo, hay algo que se puede rescatar de este libro: en primer lugar, los comunicados de prensa de ambos contendientes nos dan la oportunidad de corroborar algunas fechas importantes en el acontecer bélico de la situación, lo que nos permite un acercamiento mas certero a la cronología de los hechos. Situación muy importante a la hora de describir los combates, analizar los despliegues, mandos y armamento que pudo ser utilizado en la batalla. Por otro lado tenemos que en las paginas de este libro hay dos o tres entrevistas que efectúa la radio Venceremos a algunos de sus comandantes de campo en ocasión de alguna batalla, lo que nos permite contrastar lo dicho en esa oportunidad con lo que ahora se sabe de la guerra y profundizar mas en su descripción y entendimiento, dos de esos comandantes son Joaquín Villalobos y Claudio Armijo del ERP.
El libro así, se vuelve un tanto pesado de leer pero sin duda sera la materia prima para aquellos que estudian el arte de la propaganda en los conflictos bélicos. En este caso no hay duda de la importancia de los comunicados de guerra de ambos contendientes y sobre todo entender porque unos fracasaron y otros fueron mas exitosos en el uso de la propaganda durante la guerra.
Con honestidad, creo que son los únicos aportes de esta obra. como todo libro escrito sobre nuestra guerra, son referencias importantes que debemos tener a la mano si nos dedicamos a investigar estos hechos pero que debemos saber  ponderar con la justeza de la imparcialidad y la objetividad.

jueves, 17 de noviembre de 2011

CAZADORES DE GUERRILLAS III

                                         Al centro el Cnel. Semenzin y a su derecha, el Cap. von
                                         Santos.

Con su organización bien establecida, el batallón Cuscatlán  desarrolló diferentes acciones militares en el departamento de San Miguel y norte de Morazan, siendo la batalla más sobresaliente la llevada a cabo en el Cerro Cacahuatique, en la jurisdicción de Ciudad Barrios, en donde dicho Batallón combatió valerosamente para reforzar las unidades del batallón de cazadores Tecana, de la 2da. Brigada de Infantería, que se encontraba asediado por las guerrillas, quienes luego de furiosos combates derrotaron a esta unidad. Los cazadores del Cuscatlán y otras unidades al final lograron desalojar a los insurgentes y socorrer a los sobrevivientes del Tecana.
El 6 de mayo de 1983, el batallón Cuscatlán juramentaba su primer contingente de soldados conscriptos (reclutas) ante el comandante de la 3ra. Brigada, el Cnel. Jaime Ernesto Flores y su Estado Mayor. El 20 de agosto de 1984 fue nombrado en el comando de dicho batallón, el  Capitán José Antonio Almendáriz Rivas, que venía de ocupar el cargo de Director de la Escuela de la Policía de Hacienda, fue comandante de ese batallón hasta el 30 de abril de 1985. En cumplimiento a los acuerdos de paz, el batallón Cuscatlán fue desmovilizado el 31 de enero de 1993 despues del sacrificio de muchos de sus soldados.
Siendo un veterano orgulloso de haber pertenecido a esta unidad, quizás, la mejor referencia que he escuchado a un militar extranjero para definir a nuestros soldados, y específicamente a los soldados cazadores es la que hace el Coronel Semenzin cuando afirma: "Considero al soldado salvadoreño, un guerrero nato, combatía con las uñas, combatía con nada, el propio fuerzas especiales, conocía el medio, no era un elemento sacado de otra parte"; el  Coronel Semenzin ademas agrega: "Recibimos varias felicitaciones pero rechazamos cualquier condecoración, ya que nosotros no fuimos allá en búsqueda de recompensas personales, en metálico o ponernos un ribete o una condecoración, sino que regresamos con la satisfacción del deber cumplido, regresamos de un trabajo en donde pusimos en alto el nombre de nuestra patria y colaboramos en transformar las unidades de infantería en cazadores de El Salvador y hasta donde tuve conocimiento sirvió de mucho, utilizaron una nueva técnica y táctica que les fue de provecho".


Los Cazadores venezolanos desterrados en su propio país
Al regresar a Venezuela, el Coronel Semenzin fue destacado a una unidad de Fuerzas Especiales de la Policía Aérea, que tenía un equipo de acción móvil y como parte de la instrucción se realizaba con helicópteros, había mucho entrenamiento con los paracaidistas donde siguió viendo al Capitán Acosta Carles, con quien comentaban sobre su aventura en El Salvador.
A lo largo de su historia, el curso de cazadores fue ampliado a 45 días y se organizó otro para comandantes de pelotón, luego se experimentó para hacerlo un curso de Fuerzas Especiales y se hicieron de 5 a 6 cursos que duraron de 4 a 5 meses y se les llamó Cazador Internacional. El entrenamiento era más sofisticado, duraba más tiempo y se invitaron alumnos oficiales y sub-oficiales de países amigos. Llegaron mexicanos, salvadoreños, norteamericanos, kaibiles, bolivianos, italianos, legionarios franceses (estacionados en la Guyana francesa), panameños, hondureños, y ecuatorianos. El centro pasó a llamarse Centro de Operaciones Especiales General Andrés Rojas. En el primer curso internacional participó un teniente salvadoreño de apellido Servino, luego en 1987, en el curso de cazador internacional  participó otro oficial salvadoreño junto a otros oficiales de Honduras y Panamá, era el teniente Turkey Pérez, quién formaba parte de uno de los batallones de   cazadores, era un oficial que había ascendido desde soldado.
Hoy en día dura 6 meses, y se llama Curso de Operaciones Especiales que incluye, el curso de buzo de combate, y el de paracaidista de caída libre (Free Foll), ambos eran cursos que anteriormente se hacía a parte. En el curso se da la fase de tierra (cazador), fase de operaciones anfibias (buzo de combate) y luego hacen la fase heli-táctica (paracaidista de caída libre), por eso hoy en día el curso se llama de Fuerzas Especiales. La escuela sigue ubicada en el Fuerte Cocoyar, en el estado de Sucre, al norte de Venezuela. Como escuela se inaugura en 1984-86.
En Venezuela el arma del oficial se conoce por el color de la capona o la charrera; amarrillas para la infantería, rojo para el artillero, azul para el de blindados y el cazador para distinguirlo de la infantería era anaranjado; por eso la insignia que era una punta de lanza entrecruzado con un machete era en anaranjado vivo y utilizan una boina color verde por que los primeros entrenamientos de las unidades de cazadores en los años 1965 a 1968 fueron impartidos por Boinas Verdes y fue de allí donde se tomó la boina verde como distintivo de los cazadores. Por orden y decreto presidencial desde 2007 dejaron de llamarse Cazadores y fueron bautizados como Caribes (una tribu e indios que pobló la parte norte del país). El cambio no fue bien recibido por los oficiales de la vieja guardia.
"El Presidente en su reforma de las Fuerzas Armadas decidió imponer un nombre, digamos más autóctono, pero los oficiales de la vieja guardia no estuvimos muy contentos ya que la palabra Cazador era algo que ya era historia y significaba mística" dice Semenzin.
Actualmente todos los batallones de cazadores están recibiendo entrenamiento de parte de los cubanos para especializarse en guerra irregular en lo que ha dado en llamarse guerra de resistencia o guerra asimétrica contra una gran potencia. Así, las tres brigadas de cazadores y un batallón    independiente de cazadores del ejército  pasaron a denominarse Caribe. Ante esta situación, el Coronel Semenzin, quien paso a retiro el 1 de enero de 2008, después de 30 años de servicio, comenta con frustración como ahora se reivindica la supuesta hazaña de los combatientes internacionalistas cubanos y venezolanos que en 1965 desembarcaran en las costas venezolanas y fueran derrotados precisamente por unidades de Cazadores del Ejército, con evidente incomodidad nos manifiesta: "Se hizo un acto, creo que fue el año pasado (2007), en donde el   Teniente coronel William Izarra Caldera presidió un acto donde conmemoraron esa invasión guerrillera de los años sesentas como si hubiese sido una gesta heroica, y los oficiales institucionales que estamos apegados a la institución militar verdadera y constitucionales porque estamos apegados a la constitución nos cayó eso muy mal, por que allá murieron tanto oficiales como tropa, entonces van a rendirle tributo a una potencia que nos invadió. Se habla mucho de una probable invasión del "imperio norteamericano" y somos "amigos" de cuba, y hasta donde yo conozco, el único país que nos invadió con tropas fueron los cubanos".
Como cazador no puedo más que compartir la pena y el dolor que embarca el corazon de  mis compañeros de armas venezolanos y decirles como hace 26 años nos enseñaron ellos, que "Cazadores nacemos, Cazadores nos formamos, Cazadores somos y Cazadores moriremos con orgullo portando en nuestro hombro la media luna que dice Cazadores".                  

miércoles, 2 de noviembre de 2011

CAZADORES DE GUERRILLAS II


Los cazadores venezolanos llegaron a El Salvador en 1982, su misión era entrenar en el combate de guerrillas a los soldados salvadoreños de tres batallones, uno perteneciente a la Tercera Brigada de Infantería, con sede en San Miguel. Entre las cartas de presentación de los venezolanos destacaba que habían evitado la consolidación de los movimientos insurgentes venezolanos, además de la captura de un desembarco cubano con armas y combatientes.




Se necesitaban 12 hombres y un líder  para integrar uno de los  grupos de entrenamiento. Los requerimientos para ser seleccionados eran específicos: dominar el área de contrainsurgencia, con un mínimo de 3 años en batallones de cazadores, haber realizado el curso básico de    cazador, el curso de comandante de pelotón y haber hecho un curso en el extranjero que podía ser el de Ranger, Lancero, Boina Verde o Kaibil.
El joven Teniente Máximo Elías Semenzin Mattarolo calificaba en los tres requisitos. En 1977  siendo aún cadete de la Escuela Militar realizó el curso con un equipo móvil del batallón de cazadores Genaro Vásquez Nª 82, en 1978, fue asignado al batallón de cazadores Pedro Sarasa. Luego fue enviado junto a un grupo de oficiales a realizar el curso de guerra irregular en Fort Gulick, Panamá, en la Escuela de las Américas y en 1981 fue enviado a Fort Benning para realizar el curso de Ranger. El equipo recibió las indicaciones sobre su misión entre febrero y marzo de 1982, solo sabían que harían una misión de apoyo de entrenamiento en Centroamérica, pero todos los miembros dedujeron que se trataba de El Salvador.
Viajaron de forma encubierta, en líneas comerciales y en diferentes vuelos. "Fuimos prácticamente infiltrados como turistas", dice Samenzin. El apoyo fue solicitado por el gobierno salvadoreño, representado en aquella época, por la Junta Revolucionaria de Gobierno presidida por José Napoleón Duarte y despues refrendado por el Presidente Provisional Alvaro Magana, petición a la que el gobierno de Venezuela accedió gustosamente.
El resto del grupo estaba integrado por el Capitán Luis Acosta Carles, por su metro noventa de estatura y su consistencia fornida era conocido como Tarzán Boy, era   cazador, paracaidista y había hecho el curso de lancero de Colombia. Por su antigüedad fue el encargado de seleccionar a los otros oficiales. Su hermano Felipe Antonio Acosta Carles   falleció en 1989, en el famoso caracazo, cuando una insurrección popular intentó derrocar al entonces presidente Carlos Andrés Pérez. El líder era el Coronel José Luis Prieto, años después y cuando ya estaba retirado, Luis Acosta Carles fue nombrado ministro de Defensa con el rango de General por el Coronel Hugo Chávez.
El equipo de Cazadores venezolanos llegó a El Salvador en mayo, unos días antes había viajado el líder para verificar las condiciones y los lugares donde se verificaria el entrenamiento. En la embajada venezolana recibieron la orientación sobre la situación militar salvadoreña y el trabajo que les esperaba. Semenzin recuerda: "Nos dieron una buena orientación, profundizaron bastante en la situación salvadoreña y fue ahí donde nos dijeron que habíamos sido seleccionados entre varios países para dar esa asistencia, ya que los cazadores venezolanos tenían la experiencia de haber derrotado a las guerrillas en nuestro país".
El Coronel Semenzin fue asignado a la 3ra. Brigada de Infantería, en San Miguel junto con el Cap. Acosta Carles; a los 20 días se les unió el Maestre Técnico Navarro, un Sargento  Mayor con 12-15 años de servicio, ademas era experto en explosivos. Como medida de precaución no fueron informados sobre los otros equipos, ni a donde fueron destacados o quienes los integraban. En la 3ra. Brigada, los venezolanos estructuraron los diferentes comites que impartiriam la instruccion. Cada uno de los instructores venezolanos se iba rotando en el entrenamiento por estaciones segun el comite asignado, para enseñar las diferentes especialidades del curso.


Los Cazadores salvadoreños:

El 27 de julio de 1982 se crea el batallón de cazadores Cuscatlán, fue organizado con personal antiguo de varias compañías de infantería procedentes del Destacamento Militar 4 (DM-4), con sede en Usulután, del Centro de Instrucción de Comandos de la Fuerza Armada, con sede en San Francisco Gotera, y con personal de la 3ra. Brigada de Infantería, siendo su primer comandante el Mayor de caballería José Roberto Rivas Galeano.
"Eran muchachos jóvenes, algunos eran analfabetas e incluso tuvimos que enseñarles a ponerse las botas, ya que por su extracción campesina se les dificultaba pues no estaban acostumbrados. Hubo bastante acercamiento, era la misma situación de nuestras tropas venezolanas. Tenían un entrenamiento básico muy rudimentario, sabían la técnica de combate regular, usaban cascos de acero, un morral con equipo innecesario, botas o que eran muy grandes o eran muy pequeñas, eran muchachos que el más alto media 1,65mts, la típica de América Latina, usted le montaba cinco cargadores y una M-60 encima y lo mataba", recuerda el Coronel Semenzin.
Lo primero que hicieron los instructores venezolanos fue cambiar el uniforme, usar sombrero o boina, cargar en el morralito únicamente un poncho para la lluvia y un cobertor que a veces si se mojaba era más el peso que se llevaba, una sola muda de ropa y tres pares de medias, era importante cuidarse los pies, la munición de reserva, una sola cantimplora de agua, y un machete. Se organizó un curso básico de 30 días; primero se concentraron en la parte individual de cada hombre y luego había que entrenarlos en equipo.
El primer entrenamiento se denominaba período básico de instrucción del soldado (PIBS), el cual fue amoldado específicamente para soldado cazador, pues los salvadoreños ya poseían el entrenamiento básico del soldado de infantería regular. Se daba una formación del combatiente individual y luego se trabajaba en binomios, después era integrado a la patulla hasta formar un pelotón.
En la graduación, los venezolanos obsequiaron a los oficiales salvadoreños, la insignia metálica de los cazadores venezolanos, era una lanza cruzada con un machete y para ese entonces una boina color verde con un pentágono anaranjado que era el color de los cazadores.
Además, los fusiles M61T2 FAL de culata plegable que llevaban los venezolanos, fueron obsequiados en señal de respeto y admiración a los oficiales salvadoreños. El batallón de cazadores Cuscatlán se gradúo el 12 de agosto de 1982 y enseguida fue utilizado en las diferentes operaciones realizadas en la zona oriental del pais, quizas una de las mas recordada, la batalla en Cacahuatique, en abril de 1983. A lo largo de la guerra, este batallon y sus dos hermanos se distinguiria en el combate. Después el equipo del Coronel Semenzin regresó a su país, donde le estaban esperando para que calificase para asistir al curso de boina verde que desarrollaría en 1985.

viernes, 21 de octubre de 2011

CAZADORES DE GUERRILLAS I




En diciembre de 1984, estábamos en Alegría, esperando los tan ansiados telegramas, que anunciarían nuestro ingreso a la Escuela Militar. Mi hermano y yo estábamos muy emocionados, cuando al fin llegaron los telegramas, no pude evitar un deje de decepción cuando leí que no estaba entre los que ingresarían en enero de 1985, tendría que esperar el ingreso de mediados de año, que ya se daba por sentado para volver a intentarlo.
Mientras esperaba el ingreso de junio de 1985 a la Escuela Militar, decidí no quedarme de brazos cruzados y buscar entrenamiento militar en algún cuartel. Hable con mi padre al respecto y me dijo que tenía un amigo en la Brigada de San Miguel, iría a hablar con él para ver si podía entrenarme con los soldados hasta junio. El amigo de mi padre era el  Capitán Navas Tenorio quien en esos días, era el D-4 (logística) de la brigada, este le mencionó a mi padre que pronto en enero, daría inicio un curso de cazadores para el batallón Cuscatlán y que él haría los arreglos necesarios para que me uniera a los nuevos reclutas.
Quedé asignado a la 2da. compañía del batallón Cuscatlán, bajo el mando del Teniente Hugo Saavedra Castro, entonces el comandante del batallón era el Capitán Almendáriz Rivas, ahora coronel y diputado de la Asamblea Legislativa, el comandante de la sección a la que estaba adscrito era el cadete Edgar Artiga.
El curso duraba 4 meses, incluía el adiestramiento básico para el soldado y la fase puramente del curso cazador. Los clases (oficiales no comisionados) de la compañía llevaban sobre sus cabezas la distintiva boina negra en cuyo ovalo central, algunos llevaban la insignia metálica de los cazadores, un machete y una daga entrecruzados; en el hombro izquierdo, el inconfundible parche rectangular en cuyo centro se encontraba una calavera. Eran las insignias que con orgullo levaban todos aquellos que aprobaban el curso de cazadores, y que ahora me disponía a ganar el derecho de portarlas.
El entrenamiento comenzaba muy temprano en la mañana, a las 4: 45 ya estábamos trotando, después gimnasia con o sin armas por una hora, luego nos llevaban a los baños que no era otra cosa que una gran pila de agua donde todos nos bañábamos utilizando cualquier cosa que estuviese a mano, por lo general un casco de acero.
Después nos cambiábamos y pasábamos rancho, a diferencia de la comida de los oficiales, la comida de los soldados era magra y escasa, generalmente los eternos frijoles (mañana y tarde) acompañados de huevos duros en la mañana y tomatada en la tarde, el almuerzo era a base de arroz con pollo o sopa de repollo con carne, todas las comida acompañadas de dos grandes tortillas, café o fresco o más bien agua escasamente endulzada y sin mayor sabor.
Después continuábamos con los entrenamientos, por etapas nos preparaban en el uso, arme y desarme de las diferentes armas y equipos que utilizaba una compañía de infantería: fusiles M-16, los lanzagranadas M-79 y M-203, las ametralladoras M-60, el FSR M-67 conocido como 90 y los radios PRC-77. Hacíamos prácticas con fuego verdadero en los polígonos de la brigada y ejercicios tácticos donde poníamos en práctica lo aprendido. Luego continuábamos con una fase de patrullaje donde practicábamos como organizar y el empleo de las diferentes clases de patrullas, algunas de las prácticas se hacían de noche con fuego real para acostumbrarnos al fragor del combate.
Después de las 9 de la noche nos dejaban libres y antes de acostarme siempre hacía unas 900 flexiones de piernas para endurecerlas y prepararme para la Escuela. El entrenamiento era agotador físicamente pero en general me sentí muy bien con mis nuevos camaradas. Entonces ser soldado estaba de moda y todos querían estar en la enorme base militar que era la Tercera Brigada.
Durante tres meses me entrené con estos nuevos soldados aprendiendo de ellos, quizás la lección más valiosa de mi vida: todos estaban dispuestos a defender al país, aun a costa de sus vidas y a seguir a líderes que dieran el ejemplo en combate, era todo un reto para un joven civil que pronto seria cadete.
La finalización del curso exigía la realización de una verdadera operación en el norte de San Miguel y sur de Morazán, ahí se condensaban los conocimientos adquiridos y los nuevos cazadores adquirían la confianza necesaria en sus nuevas destrezas.
Entre conversaciones en las horas de las comidas, siempre preguntaba por los inicios del batallón Cuscatlán, de las respuestas de los Clases, poco a poco fue emergiendo la historia de esta unidad que junto a otras dos similares comparten el honor de haber sido entrenadas por un selecto grupo de militares venezolanos que durante 1982, uno de los años más duros de la guerra para el ejército salvadoreño, llegaron a nuestro país para compartir su especialidad: eran cazadores de guerrilleros.


Los venezolanos
La victoria de Castro en 1959, alentó a los movimientos revolucionarios latinoamericanos a tomar la vía de las armas en sus luchas revolucionarias. La juventud social demócrata y comunista venezolanas, aburridas de las consignas y discursos vacíos de sus políticos, abrazaron el castrismo. Entre los más descollantes en sus inicios figuraban Douglas Bravo, Eloy Torres y Teodoro Petkoff. Entre 1961 y 1962, se trasladaron a La Habana un grupo aproximado de 200 marxistas venezolanos para ser instruidos en acciones clandestinas tipo comando y en tácticas de sabotaje y de guerrillas.
Con este contingente y nuevos reclutas se formarían las FALN (Fuerzas Armadas de Liberación Nacional). Fuerzas que se dislocaron en un componente urbano y otro rural; éste último afincado primordialmente en los estados de Falcón, Lara, Yaracuy y Miranda.
El 1 de noviembre de 1963, en la península de Paraguaná, en el Estado de Falcón, el ejército venezolano sorprende un desembarco oriundo en Cuba, decomisó un alijo de 3 toneladas de armas que incluían fusiles, fusiles ametralladores, ametralladoras, morteros y otras armas; días más tarde cae uno de los principales jefes guerrilleros con los planes del levantamiento urbano, el ejército logró desarticular a esta fuerza de manera fulminante.
Después del desembarco, llegó a Venezuela una misión militar norteamericana de Rangers y Boinas Verdes para entrenar al ejército en tácticas de contraguerrilla.
Esta misión implementó el clásico adiestramiento de los Ranger estadounidenses y sentó las bases para la formación de los primeros batallones de cazadores que serían la vanguardia de las fuerzas que atacarían a los insurgentes en sus bases de persistencia.
Fidel Castro se involucraría cada vez más en el apoyo militar a los marxistas venezolanos y a tal efecto enviaba nuevas partidas de armas para los rebeldes. El primer envío de este renovado compromiso, sería el desembarco combinado de cubanos y venezolanos en julio de 1965, con participación de Petkoff que auxiliado por un comando haría estallar valiosos oleoductos de la Gulf Oil, Mobil Oil, Texas Petroleum y la Socony Oil en la región oriental del país.
El 8 de mayo de 1967, el buque cubano Sierra Maestra zarpó del puerto de Santiago de Cuba, un grupo de guerrilleros venezolanos y cubanos, desembarcaron en las ensenadas de Venezuela, en un lugar entre Machurucuto y Jinarapo, en el estado de Miranda. El plan era establecer un foco en la serranía del Bachiller, pero informes de inteligencia frustraron el plan y el ejército logró detenerlos en pleno desembarco. La unidad encargada de hacer frente a la invasión era el batallón de cazadores Genaro Vásquez Nª 82.
En el operativo capturaron a los militares cubanos Antonio Briones Montoto, Manuel Gil y Pedro Cabrera, quien se suicidó en la prisión. Según el autor Norberto Fuentes, el propio general, Arnaldo Ochoa, un héroe de la revolución cubana, asesinado luego en 1989 por el propio Fidel Castro, participó del frustrado desembarco.
Según los datos históricos, la fuerza invasora estuvo conformada por unos 50-60 hombres, pero como eran combatientes altamente entrenados, según Fidel Castro, cada uno valía por cinco. El plan era establecer un foco guerrillero, un centro de adiestramiento y que cada hombre pudiese  desempeñarse  como un comandante de patrulla. Era necesario realizar entrenamientos masivos y a marcha forzada, a cada hombre le asignarían diez jóvenes insurgentes lo que daría como resultado 600 nuevos combatientes por cada curso de dos semanas que impartirían estos especialistas. El entrenamiento era básico pero efectivo: uso de armas ligeras, técnicas de emboscada, patrullaje, supervivencia y la elaboración de artefactos explosivos improvisados muy elementales.
El desembarco cubano en tierras venezolanas ha sido la única invasión que ha sufrido Venezuela de parte de una potencia extranjera. Derrotarla es una de las principales credenciales de los cazadores   venezolanos;   los mismos que en 1982 llegarían a El Salvador para adiestrar a las tropas salvadoreñas.

sábado, 8 de octubre de 2011

HISTORIA DE LA FAS: SEGUNDA PARTE

Esta obra, tuve la oportunidad de leerla en Managua, en junio de 2010, en ocasión que el Cap. Douglas Cornejo me acompañara al X Congreso de Historia centroamericano que por esos días se estaba realizando en Nicaragua. Allá, en las agitadas noches de Managua, no logre despegarme del libro de Douglas hasta que lo logre leer casi todo. El Cap. Cornejo presento su libro en dicho congreso, recibiendo los calurosos elogios de todos los historiadores militares ahí congregados, es un augurio del éxito que le espera al libro.
Este es un gran libro, escrito por mi amigo Douglas, abarca toda la campaña contrainsurgente que libro la FAS. Es el primer estudio de este tipo que se escribe en Latinoamerica y uno de los mejores sobre nuestras guerras, sus 570 paginas nos llevan a las primeras operaciones de combate que desarrollo la FAS, cuando estaba equipada por equipos aéreos enteramente de fabricación francesa, el papel que desempeñaron los cazas Ouraganes en este conflicto y sus coetáneos, los helicópteros Lama y Alloutes en las operaciones aerotransportadas ejecutadas por los paracaidistas salvadoreños.
Sus 4 capítulos están repletos de información inédita sobre las operaciones aéreas, ampliamente narradas, agregandose el detalle de las descripción de los equipos y armamento que utilizo la FAS a lo largo del conflicto. Es una suerte que a Douglas le apasione la historia, ya que es el único de los oficiales de la FAS que se ha dedicado a ello con constancia y mucho sacrificio.
Con informes oficiales en mano, el autor reconstruye el ataque que comandos del ERP hicieran a las instalaciones de la FAS en enero de 1982, sabotage que destruyo 17 aeronaves diversas  en la rampa militar de Ilopango; así, muchos otros combates son narrados, no ya desde la perspectiva ideológica o institucional de alguien que peleo en uno de los bandos de guerra, por el contrario, y esto es lo mas importante, el hecho histórico narrado sin pasionismos para que cada lector saque sus propias conclusiones.
La joya del libro es su tercer capitulo, es el que cubre toda la campaña contrainsurgente de la FAS y el que mas disfrutaran los lectores por las narraciones de los combates sostenidos, visto desde la óptica de los pilotos. Desde las primeras operaciones aéreas en Guazapa, norte de Morazán, Chalatenango, cerrón Grande, hasta los intensos combates sostenidos en la ciudad capital, en noviembre de 1989, combates que el autor nos recrea día a día; nos sumergirán en la vida de los pilotos de combate salvadoreños y también develarán un capitulo no muy conocido por el publico, la orden de asesinato de los pilotos por parte de la Comandancia General del FMLN, prueba irrefutable del grave daño que estos pilotos al mando de sus aeronaves les inflinjieron a  lo largo de toda la guerra.
La obra consta de 447 páginas, dividida en 3 capítulos con gran cantidad de fotografías en blanco y negro y a colores, gran parte de ellas, inéditas. La descripción de cada fotogrfía le confiere un valor agregado al libro, pues se contextualizan muchas fotografías sobre la FAS que abundan en internet sin ton ni son, agregando mayor confusión a los estudiosos de la historia de esta fuerza aérea centroamericana.
El libro termina con un capitulo dedicado a las operaciones de rescate humanitario, una faceta relativa mente nueva y ahora principal aspecto de las operaciones de la FAS. No hay duda que este libro dejara satisfechos hasta a los mas exigentes. Según el autor, el libro sera publicado a principios del 2012.

  video clik del COPREFA en honor a la FAS: