lunes, 15 de febrero de 2021

LE LLAMABAN LAURA

Acabo de terminar de leer este libro, como esperaba, no se aparta del consabido guion de la novela heroica que retrata al guerrillero héroe frente al soldado villano. La obra esta centrada en las memorias de Miren Odriozola, una española vasca que vino a sumarse a la lucha de la guerrilla en él área de salud, con las FPL en los frentes de batalla en Chalatenango. el contexto escrito en el libro, es el de siempre, 14 familias que dominan todo el país y los 30,000 muertes de la masacre de 1932, nada nuevo para los escritos de izquierda que, aún a estas alturas del fracaso del comunismo, siguen reivindicando la justeza de su lucha.

Debido a las relaciones de cooperación establecidas entre el movimiento comunista vasco y la infame ETA, muchos españoles de origen vasco se presentaron como internacionalistas en El Salvador, según la obra, algo más de 100 de ellos y otros europeos se alistaron, principalmente, en las áreas de salud y alfabetización. La obra es importante para los estudiosos de la historia de nuestra guerra porque describe con algún detalle, la organización de los servicios médicos de la guerrilla, hablamos de las FPL en las áreas de Chalatenango.

Los servicios médicos de combate, en ambos adversarios no han sido debidamente investigados y por ello, es importante el aporte de estos trozos de historia dedicados a ellos. Aunque un poco confuso, el autor nos lleva por una línea histórica desde 1982, cuando el personaje principal de estas memorias arriba al país hasta su ultimo viaje con ocasión del triunfo de Mauricio Funes en 2009. Digo confuso, pues sin el contexto adecuado, las diversas etapas que atravesó la lucha en el país no son entendidas con claridad.

Esto pasa porque los escritores de izquierda prefieren retratar los años de máximo crecimiento de la guerrilla y evitan hablar de la etapa dura y casi fatal para la insurgencia entre 1985 y 1988. Periodo en que la guerrilla tocó fondo y estuvo a punto de ser derrotada. Pero bien, el libro aporta en otra áreas pco conocidas en la historia de la subversión.

Se reconoce por primera vez, la deserción de más del 50% de estos voluntarios vascos, quienes no aceptaron la visión militarista, obtusa y cerrada de las FPL, pero más importante aún, reconocen que la matanza que perpetró Mayo Sibrián, el carnicero de la Paracentral, alcanzó también las áreas de Chalatenango y fue otra de las causas para abandonar a este grupo insurgente. 

Importante es, la forma en que describen el uso de niños como mensajeros (correos), pues son pocas las veces que el FMLN acepta públicamente el uso de los niños en los frentes de guerra para cumplir tareas militares. Algo de lo que a muy pocos en sus filas, les gusta hablar. Para quienes gustan de los temas de género y sexualidad, el libro también los aborda y nos presenta la perspectiva de la guerrilla y sus comandantes sobre estos temas.

En 224 páginas, divididas en ocho capítulos, el libro no deja de aportar a la reconstrucción de la historia de nuestra guerra. La lectura de la obra pues, se vuelve muy instructiva y aporta grandemente sobre este hecho oscuro en la guerrilla salvadoreña. Definitivamente es una lectura que no se pueden perder.

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