domingo, 13 de octubre de 2019

LAS REVOLUCIONES EN AMÉRICA LATINA CONTEMPORÁNEA

Este es el segundo volumen de una trilogía escrita por diversos investigadores sobre las luchas revolucionarias en América Latina, no discutiré sobre los otros países del cono sur, centraré mis comentarios en el capítulo sobre la guerra en El Salvador, escrito por Carlos Gregorio Bernal. En 52 paginas de este segundo tomo, el autor hace un abordaje sobre el contexto del conflicto interno salvadoreño y trata de explicar, algo deficientemente, el desarrollo de la guerra, esto debido en gran parte a su falta de conocimiento del desarrollo de la guerra en términos militares, por lo que su abordaje es más político y económico para suplir esa deficiencia.
Su opinión sobre el problema de entender el contexto anterior de la guerra, desarrollando una teoría, algo novedosa, sobre el origen de nuestro conflicto, en la incapacidad de los gobiernos militares y las élites económicas del país, es por demás interesante, la incapacidad de los militares en el gobierno de separar los imperativos de la seguridad nacional de los de la democracia, situación que al final ahogo las reformas impulsadas por los primeros, lo que al final se coronó con los fraudes eleccionarios de 1972 y 1977.
otro punto importante que aborda el autor es la inteligente vinculación que consiguieron los grupos armados ilegales (FMLN) y el movimiento social, como una de las razones de la fortaleza alcanzada por el movimiento insurgente salvadoreño. Por primera vez lee que alguien al fin repara en la diferencia de encarar la toma del poder por los grupos subversivos salvadoreños, señalando claramente al Partido Comunista como uno seguidor de las directrices de Moscú que les obligaba a seguir el juego de las elecciones y abandonar cualquier intento de construir un ejercito guerrillero para desafiar al Estado, cosa que cambio radicalmente cuando en 1959, los hermanos Castro consiguieron el poder en Cuba.


Toda una oleada de entusiasmo recorrió el continente y en nuestro país, los otros cuatro grupos, que después llegarían a conformar el FMLN, adoptaron la lucha armada como principal forma de lucha contra el Estado, y sería hasta finales de 1980, que el PC se sumaría a esa nueva forma de lucha. Aspectos que el autor retrata muy bien. Su explicación, y la cito textualmente, es más que lapidaria a este respecto: "Para inicios de la década de 1960, el PC era una especie de cofradía o cenáculo de militantes comunistas que vivían en una especie de enclave místico, obnubilados por un marxismo esquemático y anquilosado, rodeados de un aura de romanticismo proletario, y con poca incidencia política práctica..".
Claro que el autor no puede evitar repetir los clichés repetidos por la izquierda hasta la saciedad, la acusación de que los cuerpos de seguridad y los paramilitares (no los identifica) estaban empeñados en una estrategia de asesinatos de todo aquel acusado de ser comunista y que el líder de los escuadrones de la muerte es el ya desaparecido Roberto D'aubisson sin mencionar las pruebas de sus afirmaciones.
Su desarrollo de la guerra no se corresponde con la que ya se sabe sobre ella y que hemos desarrollado ampliamente en la Revista IDENTIDADES, del Ministerio de Cultura (Número 12). Pese a ello, y por todo lo ya señalado, es un libro que todo investigador sobre nuestro conflicto debe leer, encontrará las claves del desarrollo del PC y su tardía apuesta por la lucha armada, así como la influencia de la iglesia y los sindicatos en el fortalecimiento de la insurgencia salvadoreña.

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